miércoles, febrero 07, 2007

No Metal - BB King y Lucille

BB King y Lucille

Como ya había mencionado antes, por lo menos los primeros tres números del año en Marvin, no voy a publicar nada de metal. El reto era hablar de otra cosa, tal vez blues. Y sí, le entré al torito, porque el blues me gusta, es el papá del metal, y porque una vez demostrado que puedo escribirles de otra cosa, el metal regresará por sus fueros, jaja.


Bueno, el primer artículo pintado de azul para Marvin es relativo al Blues Boy King, alias BB King. El amor de su vida es Lucille, y su historia es lo bastante interesante para ser cotorreada en este espacio. Ojalá le encuentren el gusto y en una de esas, si es que no lo copnocen, le entren al blues.

Y ya en esas, el mejor lugar para escuchar blues en vivo, en el DF, es el Ruta 61. Se trata de un barecito en la Condesa, sobre Benjamín Franklin, aunque a esa altura la avenida se llama Baja California; casi esquina con División del Norte, que a esa altura se llama Nuevo León. Si pasas por ahí entre semana, antes del viernes, te encuentras una cortina que cierra el local y dice "No me importa lo que diga la gente, no estoy tomado, simplemente estoy tomando. Albert Collins". El ambiente adentro es así, relajado, cotorro, rico. El escenario es chiquito, pero es blues, no necesitas mucho más que un espacio para que la guitarra llore. varias veces es factible encontrarse ahí a Hugo garcía Michel, el director de la Mosca, por ejemplo. Tiene su banda que se llama Los Pechos Privilegiados. Y lo menciono porque es una situación curiosa: yo no lo conozco en persona, pero llevamos una realción cordial. me ha invitado a ver a su banda varias veces y nunca he podido.

Ayer fuí a la celebración de un año de la revista Eme Equis. estaba El Palomazo Informativo tocando. Yo iba acompañado de una bruja de fantasía que me dijo "ese sentado justo en frente de tí, es Hugo García Michel, ¿te lo presento?" No, dije, mejor que se mantenga todo anónimo, ya habrá una oportunidad mejor. Así de chiquito es el mundo, como chiquito y acogedor es el Ruta 61.

La nota:

B.B. King y Lucille: una historia de amor

Una noche helada y cualquiera de 1949, en el desconocido poblado de Twist, en Arkansas, nació la leyenda de Lucille. Esa noche estaba tocando un tal Riley King, uno más de los músicos de color que trataban de ganarse la vida amenizando audiencias afro americanas en bares y cafeterías de la llamada Delta del Mississippi.

En aquellos tiempos se acostumbraba calentar los bares con botes a medio llenar de keroseno. El combustible se prendía y así se lograba cierta calefacción. Pero esa noche fue diferente. Un par de personas comenzaron a pelear, tiraron el bote y el lugar comenzó a arder en llamas. La gente, incluyendo a Riley King salió huyendo del lugar, pero el músico recordó entonces que su guitarra estaba dentro. Se regresó por ella y casi pierde la vida. A la mañana siguiente se supo que dos personas murieron, y que el incidente fue provocado por una señorita de nombre Lucille. Para recordar siempre que su guitarra nunca debe separarse de él, King decidió llamarla con el nombre de la tristemente célebre dama. Y así, desde 1949, cada guitarra (desde hace más de 30 años un modelo Gibson ES-355) que ha pertenecido a B.B. King, se ha llamado Lucille.

Juntos han hecho maravillas y han forjado a la mayor figura del mundo del blues, aunque no siempre fue fácil. King nació en 1925 en una granja de cosecha en Indianola, poblado del estado de Mississippi. Cantó gospel en el coro de la iglesia local por muchos años. Esa era la mejor manera que tenían los predicadores de congregar a la gente, por medio de la música. Y así empezó King.

Las tribulaciones en la vida del joven Riley fueron muchas, pero sobra compartirlas, porque su legado es mucho más grande. Baste decir que tras muchos años de trabajar en cosechas de algodón y plantas de temporada, de manejar un tractor y cantar gospel, en 1942, influenciado por el padre Archie Fair, se compró su primera guitarra. A finales de los 40 se mudó a Memphis, Tennessee. Ahí llegó en busca de Sonny Boy Williamson, reconocido hombre del blues que tenía un programa de radio en la KWEN, estación manejada por y dirigida al público afro americano. King pidió una oportunidad de tocar en vivo, se la dieron y las llamadas inundaron a la estación. Eso le abrió la puerta para tener su propio programa, Sepia Swing Show. Para entonces, el joven King era un DJ reconocido, razón por la cual se hizo llamar Beale Street Blues Boy. Luego cambió a Blues Boy King y finalmente lo abrevió para forjar la leyenda, como B.B. King.

Su vida desde entonces ha sido en la carretera, de gira, tocando y viviendo un apasionado romance con Lucille. B.B. ha estado casado varias veces, pero la vida del músico en las giras suele provocar tensiones y siempre se ha divorciado. De su primer rompimiento quedó como testigo “Woke up this morning”, uno de sus primeros éxitos, escrito en 1952. De su segunda decepción con el matrimonio quedó inmortalizada “The thrill is gone”, una de las canciones más importantes de su carrera y de la historia del blues en general.

Cuando los sesenta amanecían, la llegada del rock and roll trajo el éxito para varios artistas negros como Little Richard, Fats Domino y James Brown. Pero B.B. se mantuvo fiel al blues, Lucille no estaba lista para tocar rock y se pasó algunos años más en la sombra. Para entonces era una gran figura del circuito chitlin, nombre con el cual se denomimaba a una serie de teatros e inmuebles dirigidos a la audiencia de color, pero el resto de los Estados Unidos no lo conocían. Eso cambió en 1965 cuando se llevó a cabo el Newport Folk Festival. Ahí triunfó de manera rotunda la Butterfield Blues Band, Les preguntaron entonces de dónde sacaban ese sonido: “se lo copiamos a B.B.” dijeron. “¿Y quien es ese?”, “el verdadero monstruo del blues, B.B.King”. Eso y apariciones en TV con Johnny Carson, en 1969 y Ed Sullivan en 1970 sacaron del anonimato relativo a B.B. y lo llevaron a la cumbre, sitio del cual por cierto nunca ha descendido.

Y entonces el mundo conoció el blues y se enamoró de Lucille y sus sonidos. Y entonces el mundo se enteró de quien es ella, la guitarra de nombre de mujer a la que B.B. King le dedica palabras como estas: “Aveces me encuentro en una situación donde no sé que decir, y cuando estoy triste Lucille me socorre, me llama. Es como una mujer, aunque es la única que ha demostrado que puedo depender de ella. Me he casado y cada vez me he divorciado, pero Lucille nunca se separa de mí. Siempre ha estado ahí, conmigo. Y parece que le gusta que la mime y que juegue con ella. Hay una manera en que se deja agarrar, los sonidos que hace...me excita...y no le gusta tocar nada que no sea el blues. Lucille es real, cuando la toco es casi como escucharla hablar, y la he oído llorar también. Hay veces que estoy tocando y es casi como tener una conversación con ella, siempre cordial”.

Es B.B. King, miembro de todos los Salones de la Fama que hay en la música, leyenda viva y amoroso guardián de Lucille, su legendaria guitarra. [Fin de la nota por publicarse]

Migraña pintado de azul, como en Apocalypto

2 comentarios:

R dijo...

B.B. es el padre de todos los que ahora admiramos; como lo dijiste mi querido "Wacken" el blues es el padre de lo que ahora conocemos como rock /metal.

Casi no he tenido oportunidad de ahondar con B.B. pero sigo esperando que los planetas se alineen para dejarme atrapar por este Señoron y Lucille.

Larga vida, a quien para mi, es el Rey de Reyes de la música.

Don Robert.

El Mai dijo...

No niego la importancia de BB en la música en general, pero ... ¿quién sería el guitarrista de blues más cabrón de todos los tiempos?
Me quedo con SRV.