Y ya que andamos en el rollo "satánico", antirreligioso, pagano y demás, y debido a que tengo poco tiempo y debo escribir mis colaboraciones de mayo para Playboy y para Marvin, mismas que me sirven para acreditarme en Wacken, les dejo el texto de Marvin marzo, de Blues. Robert Johnson era el héroe de Robert Plant y Jimmy Page, de Clapton y Keith Richards, así que no era cualquier burro. Si alguno ha escuchado de la leyenda del cruce de caminos (como la caja de Clapton que se llama así, Crossroads), de los pactos con el diablo en el delta del Mississippi, pero no conoce la historia a detalle...
La leyenda del cruce de caminos
Janis Joplin, Jimmi Hendrix, Jim Morriison, Kurt Cobain y Robert Johnson. Todos murieron de 27 años, todos en situaciones extrañas, todos dejaron para la posteridad alguna leyenda sobre su vida y muerte, todos forjaron nuevos caminos en la música. Pero si hubiera de realizarse un concurso sobre la leyenda más original, sobre la muerte más misteriosa, sobre el impacto más profundo entre ellos, el ganador sería sin duda alguna Robert Johnson.
Se dice que Johnson comentó alguna vez: “Si quieres saber el secreto para tocar cualquier cosa que se te ocurra y cómo escribir canciones por ti mismo, toma tu guitarra y camina hacia algún cruce de caminos.. Llega ahí, es más, llega un poco antes de las 12 de la noche para que sea seguro que a la media noche estés ahí. Lleva tu guitarra y toca alguna pieza escrita por ti. Luego, un hombre grande y de piel negra caminará hacia ti, tomará tu guitarra y la afinará. Luego tocará una canción y te regresará tu instrumento. Eso hice yo, y ahora toco lo que sea”.
Johnson nació en Hazlehurst, Mississippi en 1911. En sus años de infante y pre adolescente aprendió a tocar el Arpa Judía y la Harmónica. Luego se interesó por la guitarra, tanto que tuvo entre sus primeros mentores al desde entonces legendario Son House, que solía decirle que era bastante limitado como guitarrista, que se dedicara mejor a la harmónica, porque ahí sí destacaba. Desencantado, Johnson se mudó de su pueblo natal y se volvió una especie de vagabundo del blues que recorría el delta del Mississippi, hasta que llegó aquella noche en que pactó con el diablo. Cuando regresó a su región natal, Son House lo vio tocar de nuevo y no pudo más que llenar al joven Johnson de elogios.
Por supuesto la historia factual, o por lo menos la parte que más o menos se pudo rescatar con entrevistas a los blueseros que lo conocieron y recuentos orales de su paso por la tierra, cuenta que Johnson en realidad adquirió sus notables destrezas con trabajo y dedicación. Cuando Son House lo desanimó y se fue de vagabundo conoció a un músico que nunca grabó nada pero era excepcionalmente bueno, Ike Zinneman. Con él fue que Johnson pulió su talento. Ahora, bien, nunca sabremos a qué sonaba la música de Zinneman, aunque se sabe que practicaba con su guitarra de noche, sobre diversas tumbas en el cementerio. Lo cierto es que luego de trabajar con él, Johnson había adquirido un conocimiento enciclopédico de su instrumento, la habilidad de cantar y tocar múltiples estilos musicales y había desarrollado un exquisito y delirante estilo de composición nunca antes visto.
Así, de pronto Robert Johnsosn era el músico más admirado del mundo. Consciente de la teoría del pacto satánico, escribió temas que incrementaron la fuerza del mito. En “Me and the devil blues” cantaba que “puedes enterrar mi cuerpo a un costado de la carretera, Nena, no me importa dónde entierres mi cuerpo cuando me muera y me vaya, puedes enterrarlo a un costado de la carretera, así mi malvado espíritu puede agarrar un camión y volver a casa”.
Además hacía cosas extrañas, como cantar de espaldas a la audiencia o salirse del escenario sin decir adiós o agradecer, en aparentes actos de furia irracional. Curiosamente, Eddie Van Halen y Axl Rose, respectivamente, han hecho lo mismo varias veces, tantas que se les atribuye su paternidad.
Robert dejó estampada toda su obra en dos extrañas sesiones de grabación. Éstas se llevaron a cabo el 23, 26 y 27 de noviembre de 1936, en Texas, y el 19 y 20 de junio de 1937, en Dallas. Se dice que tocaba contra la esquina de la pared en el estudio: algunos opinan que lo hacía por la acústica que se generaba con esa postura, otros dicen que el diablo le susurraba las notas. Como fuera, esas 29 canciones son el legado más grande que la música conoce hasta la fecha. Johnson mostró que se podía hacer una línea de bajo con las cuerdas bajas de la guitarra, al mismo tiempo que se tocaba la melodía, por ejemplo.
Pero toda leyenda tiene su parte de tragedia. Robert Johnson, el bluesero del cual sólo existen dos fotografías, debía morir joven. Una noche en algún bar del Delta del Mississippi trató de seducir a una mujer. Ella era casada, y el marido era celoso. El cantinero le ofreció una botella abierta de whiskey, misma que él aceptó, a pesar de la recomendación de su ahora gran amigo Son House de no hacerlo: “nunca aceptes una botella de whiskey abierta”, le dijo. Además de alcohol, la botella tenía estricnina. Robert Johnson fue envenenado y estuvo grave varios días, aunque pudo sobrevivir, como decían entonces “sudando el veneno”. Sin embargo mientras convalecía contrajo neumonía, y murió. Tenía 27 años, la edad maldita de los grandes músicos.
Chico Migraña en la encrucijada
PD. recuerdo haber publicado aquí lo de BB King, no encuentro nota de Robert Johnson, pero como que me acuerdo que ya la había publicado. De ser así, lo siento.