viernes, septiembre 12, 2025

Candelabrum Metal Fest IV, día 2, reseña.

Candelabrum IV, parte 2
Por Chico Migraña

El domingo pudimos ver casi toda la despedida de Black Hate. Nos tocó menos tráfico (hicimos como 35 minutos en lugar de los 45 del sábado) y llegamos cuando estaban terminando la segunda rola. Es una gran banda que desafortunadamente cambió de nombre y ahora se llama Hierophany. ¿Por qué? De acuerdo con Ikanunna, guitarrista, cantante y fundador, porque el nombre les ha cerrado puertas en Europa. Es parte de este nuevo mundo en el que todo es políticamente incorrecto, y Black Hate busca internacionalizarse. Bueno, cuando una agencia de booking le dijo a Ikanumma que aún sin escuchar la música lo iban a rechazar por el nombre de la banda, decidió cambiarlo. El nombre no tiene implicaciones raciales, pero hazle entender a las nuevas generaciones. Bienvenido Hierophany que es entonces la continuación de Black Hate, nada más y nada menos.

Después tocó turno para Split Heaven, la segunda banda del festival con presentarse menos un integrante, en este caso bajista, pero con una pista que permitió que la música sonara como debe ser. Ellos también se lo habían confirmado a Sangre de metal, en esta entrevista. Esta banda jamás perdió el filo, pero comenzó a tocar más bien en determinados momentos de cada año, preferentemente en Europa y aunque tener un sello discográfico alemán es una excelente noticia., significó que además de no verlos en México, tampoco era fácil conseguir sus discos. El resultado es una gran banda que perdió contacto con toda una generación de metaleros mexicanos que eso sí, descubrieron en vivo lo bien que tocan. Ojalá hayan ganado fans con este show porque quienes los vimos en su primera etapa, cuando todos ellos vivían en Querétaro y para bien o para mal eran parte de la escena mexicana, nunca los olvidamos. A título personal siempre hago el comentario de que siempre tendrán un lugar especial en mi corazón porque fueron los primeros en ganar la Metal Battle México y por ende, la primera banda mexicana de Metal en tocar en Wacken, “haiga sido como haiga sido” -Felipe Calderón dixit.

Para mí, el domingo encerraba cierto candor porque entrevisté a siete de las 13 bandas que tocaron, y como siempre ha sido costumbre en este blog, hablando con la verdad, solo conocía en vivo (o en disco para efectos de claridad) a dos de ellas. Una vez más la idea era evitar la tentación de acudir a Spotify o Youtube para salir de dudas y dejar que sus 30, 45 o 60 minutos en el escenario, según fuera el caso, me dijeran de qué va realmente cada una.


La primera fue A Canorous Quintet. No conocía ni el nombre, pero los entrevisté y estaban conectados al zoom tres de ellos, todos emocionadísimos de venir a México por primera vez. Navegando por Facebook en estos días he visto que varios de mis amigos los mencionan como la banda por la que decidieron ir a Candelabrum, y les creo, al ver cómo les respondió la gente queda claro que es verdad. Death melódico de gran calidad, una banda típicamente Candelabrum: conocida por algunos, descubierta ese día y amada a partir de ahí por cientos.



Luego tocó turno para Pyogenesis. Ellos si vinieron a México pero en 1995, a una tardeada y en un lugar que ya no existe y que entonces se llamaba Andy Bridges. La anécdota completa está en la entrevista publicada en Marvin. Musicalmente es una banda con muchos elementos fusionados, a título personal no creo ir al Spoti para sumarla a mi lista de reproducción, pero eso no quita que fue muy divertido verlos, y es que para esa hora (y desde Canorous) el tamaño de la audiencia ya era bastante considerable, y muchos, de verdad muchos conocían su música. La energía, dicen los músicos, es de ida y vuelta, y esta banda era un ejemplo perfecto de lo que eso significa. Cada canción enganchaba más a la gente y por lo tanto Flo se prendía más. Cuando todo eso se conjuga, aunque no los conozcas, te emocionas. Además traían set vieja escuela, tocaron más bien rolas de la primera mitad de los 90.


Después regresó el Death, solo que ahora con menos tintes melódicos y mucha más crudeza, cortesía de Necrot. Ya con una niebla más extrema después de su presentación llegó una de las bandas más esperadas, una que he visto tal vez un par de veces y no defrauda, y Candelabrum no sería la excepción. Onslaught es brutalidad encapsulada, Thrash sin concesiones y elegancia pura en cuanto al concepto musical. Y como suele suceder, el festival tenía planes para nosotros.




Si alguien lleva registro, desde que llegamos a la Velaria hasta Onslaught llevamos Death, Heavy, Death Melódico (no TAN melódico, bastante extremo pero con toques un pelín más accesibles), Fusión/Alternativo/Gótico, Death y Thrash. ¿Qué sería lo lógico? Seguir la línea extrema. Pero cuando nosotros vamos, “Tío Cande” ya viene de regreso y nos aventó a un clásico del NWOBHM, Tygers of Pan Tang y su debut en México 45 años después de su debut mundial. Magia pura, Heavy de ese con guitarras gemelas, mucha melodía, riffs mágicos y gran calidad. Solo queda Rob Weir de la formación original pero el espíritu ahí está, y su posición en el acomodo de bandas quedó perfecto. Busquen en Face las publicaciones que subieron, estaban felices y la audiencia seguía aumentando su tamaño.



Aquí cabe un comentario personal. Leo que algunas personas se quejan del acomodo de General y Preferente, porque en preferente queda mucho espacio libre. Bueno, por eso te cobran un poco más, para que estés más cómodo, pero si uno revisa el mapa, ¿cuántos festivales te ponen ambas zonas mitad y mitad frente al escenario? Exacto, en México, ninguno. Yo apoyo la idea y si bien la cantidad de gente en general duplicaba (o tal vez hasta triplicaba) la que estaba en General, ¿cuál es el punto de quejarse porque en una zona había menos gente que en la otra? Son las necedades y pleitos que se busca la gente nomás por discutir. “Es que se notaba que había más desmadre en General”, “las bandas se daban cuenta” bueno, ¿y? También por eso, todas las fotos de las bandas tomadas desde el escenario muestran mucho más densidad de público del lado derecho de la imagen (general), pero eso, o que muchos en preferente estuvieran sentados (de nuevo, para eso pagan más) no quita que unos y otros disfrutaron a tope el festival. A menor drama mayor disfrute, porque gastar energía en quejarse del preferente, que en nada le afecta a los de general, es bastante ocioso.

A partir de ahí venían bandas que la mayoría esperaban. The Crown por ejemplo traía un buen contingente de apoyadores. En mi caso, conocía el nombre, seguro los había escuchado alguna vez y luego de verlos en vivo entiendo por qué había tanta expectativa, aunque al final, tampoco sumaría temas suyos a mi playlist.




Primordial. Kelpy, (alias Señora Interesante o mi pareja desde hace 15 años, dependiendo de que tan viejo seas como glóbulo de Sangre de Metal) me dijo varias veces en los meses y semanas y días y horas previas a su presentación que era una bandota y era la que más quería ver. Yo, pa variar, solo ubicaba el nombre. ¡Blasfemia! ¿Cómo me pude perder de tanta magia por tantos años? Bueno, una vez más, ahí entra la magia de Candelabrum, te trae todo un contingente de bandas de esas características: enorme talento musical, poca o nula historia en México enmarcada en un gran festival, donde la puntualidad manda y la buena vibra se puede tocar con la punta de los dedos. Impresionantes, realmente si todo lo anterior hubiera sido equis, aquí todo valdría la pena.




Luego Absu, la única internacional en ambos días de la que no pude ver nada, así no puedo comentar gran cosa. Quedaban dos más y aunque sabía qué esperar con Obituary (cuando eres una banda pionera de algún género no tienes nada que probarle a nadie), primero había que escuchar a Agalloch. Mis pies ya pedían a gritos abandonar misión, pero había que pasar por ellos para llegar al final. Nunca había estado tan equivocado en términos musicales en toda mi vida. Esos 60 minutos fueron de lo más glorioso que he vivido en un concierto en vivo en toda mi vida. Sobre todo porque al no esperar nada, cuando recibes tanto te sientes totalmente humilde y agradecido. ¡Vaya capacidad para mezclar el Prog con el Black! ¡Absolutamente impresionantes, una joya, probablemente el mayor descubrimiento a título personal en las cuatro ediciones del festival! Y el sonido era cristalino, todos los detalles se escuchaban con total precisión. Cátedra, y es ahí cuando deseas de todo corazón que Candelabrum no cambie, no caiga en las garras tentadoras de “más es mejor” y seguir con la idea de menos pero con calidad suprema. Y de Obituary hay poco que decir. Brutales. Tocaron 13 canciones, seis de ellas del Cause of Death, que está de aniversario y clásicos. Lo único que me desespera un poco, y me pasó cuando los vi en el tercer Monterrey Metal Fest y alguna vez más es que tardan mucho entre una canción y otra, y eso mata un poco el impuslo de emoción que trae uno.





En Sangre de Metal llevamos cuatro ediciones bajo el brazo (es decir, todas) y hoy queda robarle la palabra al buen Manuel Amusia que cuando nos encontramos me dijo: “me da mucho gusto ver que este festival ya se consolidó”. Consolidar, esa es la palabra. Ya se dijo antes que difícilmente tendremos una cifra oficial de asistentes, pero fue una entrada absolutamente sólida. Cada año ha crecido un poco, pero el salto del año pasado a este fue bastante notable. Esa es una gran noticia. Candelabrum es un festival que ha crecido gracias a diversos factores. Lo primer es la seriedad de los organizadores, y eso lo destacan incluso las bandas. Solo basta leer lo que han puesto en Facebook e Instagram y para quienes estuvimos ahí, recordar cuántas veces desde el escenario escuchamos frases como “este hermoso festival”, “este espectacular festival” o “gracias a los organizadores”. Es real, todo marcha como relojito, el audio es impecable, el lugar es cómodo y no importa si estás en general o no, tienes siempre opción de baños cómodos y limpios, además del clásico Sanirent si nomás quieres hacer pipí. También influye mucho que el tipo de fan que se ha apoderado del Cande es más relajado, sabe lo que quiere, tiene experiencia en otros festivales y entiende el valor de lo que le dan por lo que paga. También influye el trabajo mediático. De entrada, tienen a una excelente publirrelacionista (como no sé si le gusta el reflector o no lo dejaré solo en Amaranta) que trabaja con un gran equipo y que te hace sentir cómodo, pero también están los medios, no todos enormes no de alcances masivos pero sí dedicados y con entendimiento de lo que es el Metal. Ahí también se nota crecimiento. Del primer año que éramos un puñado a este, el brinco cuantitativo ha sido importante. Ojalá todos mantengan la difusión. Finalmente está el boca a boca. El que ha ido lo recomienda y eso genera un efecto bola de nieve, que empieza a rendir frutos. 




Anexo:

La numeralia que sí está disponible.
1 exposición artística llamada "Hossana en las Penumbra”, de Néstor Ávalos, artista gráfico reconocido internacionalmente por su trabajo con bandas icónicas como Moonspell o Dark Funeral
por mencionar algunas.

483 kilos de croquetas, 26 kilos de carne húmeda, 40 kilos de arroz, 62 litros de cloro, 46 litros de limpia pisos, 8 cobijas y 4 kilos de carnaza para el albergue Brigada Canina.
161 trenzas de cabello para la campaña “Héroes sin Mata”, de la A.C. ALUCCA. Con ellas se van a elaborar pelucas oncológicas.

1 homenaje a Ozzy Osbourne en las pantallas del escenario la tarde-noche del domingo. Sonaron “So tired” y la brutal “Sympthom of the universe” mientras aparecían fotos en blanco y negro de diversas épocas del Príncipe de las Tinieblas. Al final apareció una leyenda que decía “Muchas gracias Ozzy Osbourne, encendiste las llamas de nuestras vidas”. He visto en redes algunas quejas, muy pocas pero algunas, sobre este tema. No entiendo bien el motivo, al final del día, ¿qué mejor espacio para homenajear a un ídolo que un festival donde todos por lo menos saben quién era Ozzy? En fin.

Finalmente y antes de tiempo porque parece que alguien picó un botón una hora antes, también desde las pantallas se anunció que habrá edición cinco, el año que viene. ¡Enhorabuena para todos nosotros, un año más de este que se ha convertido en un festival obligado!

Si llegaste hasta aquí, ¡muchas gracias!

*Las fotos y videos en esta y la reseña del primer día son de Kelpy, en los casos donde no hay foto es porque de la mitad del sábado a la mitad del domingo tuvo un problema con la tarjeta de la cámara y no hay registro.

**Estas son las ligas a las entrevistas publicadas en Marvin con bandas de este día (solo hay que darle click en cada nombre):




miércoles, septiembre 10, 2025

Candelabrum Metal Fest IV, día uno. Reseña.

Candelabrum IV, parte 1
Por Chico Migraña
 
Cuando estás metido en el mundo del metal, existen varias maneras de conocer bandas. De acuerdo con decenas de entrevistas realizadas en Sangre de Metal para Revista Marvin, una común aunque no necesariamente la favorita de los músicos es meterse a Spotify y checar las primeras 10 sugerencias que arroja la página de un artista. Antes, en los 80-90, eso lo hacías gracias a la labor de algún buen samaritano -primo, amigo, hermano mayor, vecino- que hacía paro y te grabara un caset (en los 90 eso cambió a quemar un CD) con bandas nuevas. También era típico ver las revistas y aprenderse los nombres y cuando veías una portada con el nombre de una de esas bandas comprabas el disco. O de plano te metías a la zona donde vendían LP´s en el Aurrera (hoy Walmart), Comercial Mexicana, Gigante, (ambas hoy llamados Soriana) o la tienda que fuera y dejarte llevar por el instinto luego de ver una portada. Cuando creces, conoces bastantes bandas y no te gusta buscar en plataformas a ver que arroja el algoritmo, puedes verlas en vivo y dejarte sorprender. Si tú querido glóbulo estás en esta última categoría o no le temes a lo desconocido (o peor aun, a las miradas acusadoras de la policía true), Candelabrum Metal Fest es para ti.
 
Esto, nunca sobra aclararlo, es mi experiencia, no la verdad absoluta ni una guía de cómo sacarle ronchas a los True Metal Warriors, es, simplemente, un paseo por la mente de Chico Migraña.



 
Como esta parte parece ser tema de conversación en páginas y grupos dedicados al metal, hagámonos cargo del elefante en la habitación, aunque él ni siquiera sabe que está ahí: la cantidad de gente. La respuesta a la pregunta de cuántas personas entraron por día es irrelevante, y tarde o temprano explicaré por qué, sin embargo, es recurrente. Kezhia Quintero, productor general del evento lo dejó claro en conferencia tempranera el sábado: “no puedo darles una cifra porque la venta de boletos está abierta todo el día (la conferencia fue por ahí de las 2:30 de la tarde), pero el boletaje por día está cerrado en cinco mil”. Listo, elefante en el cuarto descubierto. Cinco mil es el límite, que cada quien haga sus cálculos si eso es lo que finalmente los hace felices.
 
Candelabrum, lo he escrito en otras ocasiones es un festival de nicho. ¿Cómo le hacen los promotores para no perder dinero? No es algo que me interese saber así que no se los he preguntado. Ahora, si puedes sacar tu espada del augurio y ver más allá de lo evidente, cuéntanos, si no, regresemos a la parte del nicho. Las líneas generales del festival son traer bandas que nunca han tocado en México, que lo han hecho poco y hace muchos años, que no tienen tanto cartel pero sí una enorme calidad y a veces, algunas -como Obituary este año, Exodus, Moonspell o Dark Tranquility en ediciones pasadas- que sí han venido. Es una mezcla de todo eso con ciertas circunstancias obvias para el que pone atención. Por ejemplo, es evidente que tienen algún convenio con la embajada sueca en México. Cada año, Suecia es el país del que más bandas vienen, y la propia embajada apoya, difunde y celebra en redes sociales a las bandas que vienen de ese país. Luego, y esto me lo contó Kezhia en entrevista el primer año, hay un marco de referencia. Candelabrum no es un festival para bandas de Metalcore, Nu Metal, Deathcore y demás sub géneros más bien del nuevo milenio. Tiene una carga especial hacia los género extremos como Death (y derivados), Black (y derivados) y Thrash (y derivados), pero siempre cabrán también el Heavy (con sus respectivos derivados) y el Doom. Ese es su universo en cuanto a géneros y sub géneros.
 
Terminado el contexto, brinquemos a la edición IV, 2025. Este ha sido el año más cargado al extremo que han hecho. Para mi era un cartel bastante misterioso. El Black y el Death me gustan pero nunca han sido mis favoritos. No soy experto en nada pero me defiendo menos en esas catacumbas sonoras, y este cartel tenía muchas bandas que investigando un poco navegan esas aguas. Claro, investigar en mi cabeza significa buscarlos, leer un poco sobre ellos y sobre todo si voy a entrevistarlos, escuchar una o dos canciones. Si escucho más de dos me hago una imagen y no me gusta. Candelabrum es para mí una búsqueda de tesoros clásica, de esas en las que sabes que vas a un sitio porque hay algo enterrado, muy probablemente te sacará una sonrisa, pero puede que no y no lo sabrás hasta que termines de excavar.
 


Así pasamos la hoja y nos instalamos en el sábado seis. Como siempre, Migraña y Kelpy vamos como prensa así que tenemos ciertos privilegios y ciertas responsabilidades. Por ejemplo, hay que llegar a más tardar a la una. Lo logramos, dos minutos antes, pero antes al fin y al cabo, llegamos a tiempo. Escuchamos pero casi no vimos a los regios de Unholier, de México, porque hay que llegar a la carpa asignada y establecerse. Death de muy buena calidad. Luego llegó turno de Fumes, también de México y con quienes tuvimos una charla en Marvin. Ellos le pegan más bien al Black y también dejó muy buen sabor de boca. Fossilization, de Brasil, Death clásico que como ya expliqué, por supuesto que me agrada pero no tanto como para dedicarle muchas líneas. Después Zemial, de Grecia, Black con Thrash y para variar con las bandas griegas (bueno, no es para tanto) con bataco/cantante, aunque para el final de su presentación sacaron a Proscriptor McGovern de Absu en la voz. Para entonces, las primeras cinco bandas habían sido todas entre Black y Death. Parte del encanto del festival es la curaduría, es decir, el armado del orden en el que tocan las bandas. Ese día estaban contempladas Eclipse y Hällas, ambas de Suecia y justo después de Zemial venía Eclipse. En entrevista me comentaron que no les angustiaba pararse en el escenario en medio de tantas bandas extremas. Pensaban que en todo caso lo suyo es como un descanso auditivo en medio de tanta distorsión y guturales. La cosa era ver como los trataría el público, porque parecía evidente que si 11 de 13 bandas estaban dentro del espectro extremo, una banda de Hard Rock podría ser un descanso, a o una afrenta. Al final fue lo primero. En conferencia dijeron que les gustaba ser las ovejas blancas en medio de todas las ovejas negras. La gente les respondió bastante bien aunque jamás habían venido a México.



Después llegó una de las primeras que realmente traían su propio contingente, Morbid Saint. Thrash sin concesiones que prendió muchísimo a la audiencia que para entonces había crecido considerablemente en relación a las primeras horas. Esta es otra banda de la que puedes leer una entrevista en Marvin. Hasta ese momento, Zemial me había gustado bastante, Eclipse me había sorprendido gratamente (las dos rolas que escuché eran como una versión escandinava de Def Leppard) porque en vivo tienen muchísima energía. Morbid Saint era una vieja garantía que cumplió con creces la expectativa y luego venía una banda que ni siquiera estaba a media luz en mi radar, y no estaba preparado para ellos. Claro, esta es la referencia exacta a la búsqueda de tesoros.


 
Hällas fue el gran cofre lleno de oro del sábado. ¡Y vaya que prendieron a la gente! Impresionante, y para mi sorpresa, varios miles coreaban sus canciones. Incluso ellos estaban sorprendidos pues nunca habían tocado en México. Lo suyo es como si tomaras el sonido Heavy Metal de 1977 o 78, esa época en que aún estaba desarrollándose, con toques de psicodelia, con vestimentas extravagantes, caras maquilladas pero más tipo Bowie que Kiss, si agarraras ese sonido y lo traes a la sensibilidad del siglo XXI, con el sonido de esta era, con ciertos guiños a esta era y luego lo haces muy melódico, pero sin abusar o caer o siquiera acercarse al pop. Todo eso además lo mezclan con un show energético, buenas canciones, excelente ejecución y un evidente buen ánimo. Vaya banda más agradable y justo ahí, en Candelabrum, el espacio donde estas propuestas brillan. No me cabe la menor duda de que eventualmente alguien los traerá solos y que poco a poco crecerán y se presentarán en lugares más grandes.


 
Después el morbo, que afortunadamente quedó en anécdota y que en este espacio tocaré apenas por encimita. Ancient Rites y el comentario sobre los jardineros no pasó a mayores, ni les pintaron dedo ni les aventaron cosas. Fin del comunicado. Ya en el escenario, brutales, y fueron los primeros de dos en el fest que tocaron sin un integrante, lo avisaron y lo resolvieron con una pista grabada, en este caso, de Gunther, cantante, que no pudo venir por estar hospitalizado con problemas renales. Su voz estaba en cinta y aunque evidentemente no es lo mismo, musicalmente sacaron el colmillo y mostraron lo bien trabajados que están. Abro paréntesis: es lo que se entiende por profesionalismo, poder resolver una situación adversa de manera sobresaliente y sin darse golpes de pecho. Eso es algo que en muchos casos falta en las bandas mexicanas, no todas, obviamente, pero sucede. Cierro paréntesis. Se entregaron y obtuvieron como premio una excelente respuesta del público. Se notaba a leguas que eran de los más esperados. También con ellos hay entrevista en Marvin.



El Doom no es para todos, de hecho es para minorías, y ojo que no me estoy poniendo en un pedestal ni miro a nadie por debajo del hombro, simplemente me siento afortunado de que mi espíritu encontrara sintonía con este sub género que en Candelabrum no solamente cabe, sino brilla. Shape of Despair fue otra de las bandas que no conocía y no quise escuchar antes, pero sabía que tocaban Funeral Doom (más lento que el Doom tradicional) y eso era suficiente para atraerme como oso a al la miel. Y no solo no me decepcionaron sino que me convirtieron en fan. El sexteto finlandés toca dolorosamente lento, preciso y contundente. Mezcla voces masculina y femenina y adorna su densidad con atmósferas y melodías que te dejan perplejo. Probablemente muchos no piensan igual, suele suceder con este tipo de bandas. Yo reconozco que no nací en el metal escuchando Doom y menos Funeral, pero ya entrado en años en este rollo comencé a escuchar a los clásicos y una cosa lleva a otra y llegas a ese momento en el que esperas con ansias noches como las de Candelabrum para descubrir alguna banda nueva dentro de ese universo de perdición, lamentos y belleza en las ruinas del alma humana. Sobresaliente. Si te gusta el Doom y no los conoces, no tardes más, búscalos y déjate llevar.



Esta vez, el cambio hacia lo extremo no fue de golpe sino gradual, y majestuoso. The 3rd and the Mortal era otra de las bandas que varios esperaban y que en mi caso, más bien se había mantenido fuera de mi radar. Eso sí, hace algunos años trabajé para la prensa para The Art Records cuando sacaron un material solista de Kari Rueslätten. Aquello era más bien Rock con Electrónica, y eso era lo más que sabía de ellos. Tenía claro que como The 3rd tenían una historia de Doom Melódico y que eventualmente se volvieron más alternativos. No tenía mucha expectativa pero de nuevo, el chiste es llegar en blanco y ver qué pasa. Bueno, lo que pasó es una versión melómana de enamoramiento. Tocaron solamente material viejo, según Kari, del EP Sorrow y de su primer LP, Tears Laid in Earth. Fantástico, lento, denso, melódico, doliente, desgarrante y técnicamente perfecto. Mucho más accesible (en términos Doom, no en términos de accesibilidad comercial) que Shape of Despair y definitivamente otra de las que más engancharon al público.
Ya con la lentitud y las atmósferas más o menos establecidas, volvieron la velocidad y agresividad pero mucho más revolucionado que cualquier banda hasta ese momento. Repulsion no graba nada nuevo desde hace tres décadas, ¿y? No les hace falta, entienden que lo suyo es tocar lo que enamoró a la gente cada que alguien los invite y lo disfrutan sin más. Habrá quienes los cataloguen de simplones o viejos rancios que no hacen nada nuevo, lo saben y les vale madre. Puedes checar la explicación al respecto de Scott Carlson en la entrevista en Marvin.



El cierre llegó con Covenant. No puedo reseñar gran cosa porque si bien dejaron claro que manejan a la perfección su concepto Gótico/Industrial, no es para mi. Esto es meramente anecdótico, ¿a quién le importa si a mi no me late cuando al 85% de la gente sí? Exacto, a casi nadie.


Aprovecharé esta primera parte para hablar de algo que siempre digo que pasa a segundo término pero que siempre es tema de conversación: la comida y el alcohol. Comenzwmos con la bebida. Sé, me consta porque el promotor del Fest me pidió ayudarle con ciertos datos en conciertos y festivales de CDMX que la chela está perfectamente en el rango de los festivales de acá, inlcuso más barata. Dos botellas tamaño tradicional de XX Ámbar por ejemplo en un vaso, por 170 pesos, es bastante normal en términos de festivales. Esas quejas sonran. Ahora bien, la comida. Lo he dicho antes y sigo pensando igual: sí, es cara y en algunos casos ni siquiera te va a llenar, pero es un mal menor. Acá Kelpy y yo llegábamos bien desayunados y ya si en la tarde noche nos daba hambre, buscábamos algo. Una comida por día no es problema. Si llegas sin desayunar, empiezas a beber como cosaco y luegoquieres comer, pues sí, el gasto te va a doler, es cosa de buscarle alternativas. Hacer drama por esto me parece excesivo. Claro, si alguien pregunta en alguna red social ¿qué opinión tienes en general del Candelabrum? y en tu respuesta mencionas la comida, me parece justo, pero hacer drama es escribir textos del tamaño de este para quejarse de que lo que había no era de tu agrado y estaba caro. Me parece un mal menor.


Si llegaste hasta aquí, muchas gracias.

Puedes checar diversas entrevistas Sangre de Metal en Marvin en esta liga y en esta otra.