Leí en una publicación, si mal no recuerdo
porque he leído muchísimas, en una publicación de Saturnus una frase que tiene
mucho de cierto. Decían ellos que hay un dicho: “puede que tú odies a Kiss,
pero tus bandas favoritas los idolatran”.
Tanto que decir.
Yo conocí a Kiss un día cualquiera de
1978, con siete años de edad. 1978, no solo no existía internet, no había MTv
ni televisión por cable, los niños jugábamos en la calle a todo lo que se
pudiera: gol para, bote pateado, carreteritas, a las escondidas. Lo que rifaba
a tope era la radio, eso sí. Ese día cualquiera de 1978 me topé en el Aurrerá
con lo que hoy se que era un sencillo de 7 pulgadas, un disco chiquito de esos
que giraban a 45 revoluciones por minuto con una foto de lo que parecían cuatro
personas, porque tenían cabello, facciones, brazos y piernas, pero con algo que
en ese tiempo yo no sabía que era un maquillaje. Y lo que llevaban puesto, bueno, yo no sabía que disfraces. El resto es historia.
Después fueron los posters, más discos y
el desconocimiento total de la realidad. Quiero decir, no conocía a nadie más
grande que yo que me pudiera explicar cosas sobre esos personajes. Claro, mis
papás me dijeron que eran personas y usaban un maquillaje, pero luego a los
10-11 años ves la portada de Alive II y no les crees, le creía a mis amigos de
la cuadra que escuchaban historias y las compartían. Me pasé horas acostado en
la cama imaginando todo lo que escuchaba, y luego los posters y las imágenes de
revistas que veía uno en el Aurrerá o el Sanborns o la Tienda de la UNAM lo afirmaban.
La gente siempre me ha preguntado “¿cuál
es tu Kiss favorito?”, así, con esas palabra exactas, porque a pesar de que
todos adultos entendemos que son personas, Kiss siempre ha sido como una
entidad, no tanto una banda. La respuesta es que nunca he tenido un Kiss
favorito.
Ace, decían mis amiguitos y probablemente
alguna persona como Jaime Almeida en la televisión o algún locutor en la radio,
venía del espacio exterior, de un planeta llamado Jendell. Era un
extraterrestre que vino a la tierra a tocar la guitarra. Y veía los posters,
siempre rodeado de imágenes de planetas y estrellas y lo creía, lo imaginaba,
lo vivía. La primera vez que los vi en la tele era una de esas de perilla,
blanco y negro, que estaba en el cuarto que compartíamos mi hermano David y yo,
(Juan Antonio no había nacido, ni siquiera estaba en planes). Mis papás tenían
de poco antes una tele a color, era la gran novedad porque eran caras. No podía
creer lo que veía, y Ace por ejemplo, él sacaba humo de la guitarra porque era
mágico y extraterrestre. Ese día ya tenía tal vez unos 9 o 10 años de edad,
obviamente no tenía idea de que era una bomba de humo creada por él, para mi
era magia. Mis papás me dieron chance de ver unos minutos del show en su tele. ¡Wow!
No tengo idea de cómo describir lo que sentí de verlos a color. Bueno, hoy toca centrarse en
Ace, pero fue un impacto brutal en general. Y no hablo de la vez que salieron en Canal 13 promocionando The Elder, fue una parte de un concierto que pasaron en vivo años antes.
El hombre del espacio, además, desafiaba
la gravedad porque hacía esa pose icónica de doblar las rodillas, echar la
espalda hacia atrás en modo arco, con el cuello hacia adelante y ese gesto tipo
boca de pato tan común hoy en las selfies. ¿Así eran todos los Jendelianos?
La mayor lección que aprendí de Ace con el
tiempo es que siempre mantuvo su integridad. Nunca lo corrieron de la banda, él
se fue. Puede que sus razones fueran válidas o no, pero él tomó la decisión
porque no estaba a gusto. Y así es como he vivido
mi vida, he tomado decisiones y lo seguiré haciendo, pensando en ser feliz.
Ojalá hubiera absorbio también su sentido del humor, su carcajada.
La risa de Ace
Su imagen en la portada del disco solista
de 1978 es misteriosa. Tiene los ojos entrecerrados y la boca entreabierta. No
es fácil leerlo, pero es el mismo gesto que tiene en la portada de Dynasty.
Si ponemos atención, casi siempre es así. En el disco debut está mirando hacia
arriba, en Hotter tan Hell tiene los ojos cerrados y un gesto que sugiere que
está en otro planeta disfrutando alguna bebida desconocida para los terrícolas,
en Dressed to Kill tiene toda la actitud de “acá el que rifa soy yo”, en
Alive!, la mítica portada con la que millones decidimos que queríamos vivir una
vida de ir a o tocar en conciertos (en mi caso es lo primero) sale con esa pose
que lo define como un personaje irrepetible y nebuloso. Destroyer, Rock and Roll Over y Love Gun son
dibujos, pero en Alive II parece un Ícaro al que el sol le hace los mandados.
En Dynasty parece como si viera a los humanos con desconcierto, igual que en
Creatures. Ace siempre fue el divertido, el misterioso, probablemente el más
transparente de los cuatro originales.
Era un desmadre, en el buen y el mal
sentido de la palabra. Lo sabía y lo aceptaba, Vivió al límite pero no andaba
por ahí presumiéndolo como logro, y para muestra están las letras de “Rock
Soldiers” y “A Little lower tan the angels”.
Rock Soldiers
Cientos de músicos han citado a Kiss como
su primera influencia, y muchos de ellos, especialmente guitarristas lo mencionan a
él como el motivo por el cual agarraron una guitarra y buscaron el sueño de
tocar en una banda. Solía decir que si hubiera sabido que influiría en tantas
personas, habría tomado clases para ser mejor. Pero eso es justamente lo que lo
hizo grande, Ace no tocaba perfecto ni con la técnica más depurada, tocaba
desde el alma desmadrosa que tenía, desde el corazón lúdico que le tocó y desde
la experiencia de ver y admirar a bandas y gente como Led Zeppelim, The Who,
Clapton y Hendrix.
Ahora que murió, una de las mejores historias sobre él la escribió Kiko
Riojas, dueño del Kiss Lounge. Un recuento del caótico último día en el que Ace
tocó con Kiss, en Australia. Una instantánea que lo pinta como el genio caótico que fue. Narra cómo salió tarde del Hotel y tuvo que irse en Taxi, ya maquillado, el
tráfico lo obligó a bajarse y pedirle ayuda a un policía, que evidentemente no
le creyó que era él, la fiesta post concierto, perder 50 mil dólares en 15
minutos en un casino, la borrachera, las carcajadas. Ace.
100 000 volts
Gene contaba y Ace luego él lo confirmó, que solía decir que si
hubiera seguido en la banda en esa segunda etapa habría terminado muerto. Las
adicciones, sobre al alcohol fueron en varias etapas de su vida punto flaco, pero dejar a la banda en esa segunda
ocasión nos permitió a todos reconocerlo como compositor con discos realmente
sólidos. Vivió como quiso y murió tristemente de manera muy acorde a su
personalidad. Nuevamente, son palabras de él, siempre fue un tanto torpe para
caminar. Se caía o trastabillaba seguido y así murió, por un derrame cerebral
derivado de una caída en el estudio de grabación, a los 74 años de edad.
Las entrevistas con él siempre fueron
maravillosas, vivió años creyendo que tenía un Grammy en la repisa de su casa y
fue en una entrevista con Louder que supo que en realidad era un reconocimiento de la academia de la música de Nueva York por las contribuviones de la banda a la música, y parte del trofeo tiene un gramófono similar al Grammy. Dijo hasta el cansancio que no estaba de acuerdo con ciertas cosas de
Kiss pero que en realidad la relación con Paul y Gene era mucho más sólida de
lo que la gente pensaba. Y tampoco le huía al dinero, siempre dijo que si le
ponían un cheque realmente atractivo en frente, podría tocar con ellos una vez
más.
La historia del Grammy
Muchos que venimos de esa época, de ser
niño y empezar a ser adolescente entre finales de los 70 y mediados de los 80 nunca
perdimos la inocencia, y Ace es parte de las razones. Lo del Grammy es
inocencia pura, es vivir sin prestar demasiada atención al elogio sino
aprovechar lo más que se pueda el tiempo de vida. La primera vez que vi a Kiss
original en vivo, obviamente sabía de la guitarra humeante pero verlo en vivo
me sacó lágrimas de emoción. Y la guitarra ahí colgando sobre el escenario, wow,
era impensable que lo fuera a experimentar. Pero luego regresó, comenzó a tocar
otro solo, nos miró con esa sonrisa cómplice de quien está a punto de hacer una
travesura, apuntó hacia las luces y ¡bam! Disparó un cohete que tiró una de
las lámparas. Inocencia, yo creí que había sido un accidente. Fue hasta la
segunda noche cuando lo volvió a hacer que supe que estaba planeado. Pero ese
era Ace, lleno de sorpresas, con una personalidad ligera y cómica que obligaba
a voltear a verlo. ¿Cuántas veces uno va a un concierto y pasa el 75% del
tiempo viendo a un solo miembro de la banda? Con Kiss era imposible, teniendo
ahí a alguien como Ace, era obligatorio verlo a cada momento, era un imán de
atención que, curiosamente, no hacía aspavientos ni gestos para lograrlo, simplemente era él.
Nunca he tenido un Kiss favorito pero de
20 años para acá, Ace tomó mucha relevancia en mi mundo. Era un ejemplo de que
igual es mejor que todo se resbale. Y claro, si todo pudiéramos hacerlo así de
la nada, él no sería el icono que es, dejó claro que es posible y válido tomarse
la vida más a la ligera. Él era creyente (“A Little lower then the angels” por
ejemplo es una frase de tintes religiosos), yo no, pero con la muerte de mi
hermano Juan Antonio y el desparpajo para vivir la vida de Ace entendí que nada
tiene de malo imaginar, en este caso, imaginar como cuando era niño que de
verdad viene del planeta Jendell, que nos lo prestaron para que le pusiera la
garra a la música de Kiss y que hoy, regresó para allá. Imaginar que al irse de
aquí van a otro lugar, con o sin Dios, eso es lo de menos, pero otro lugar para
descansar del trabajo que habrá sido dejar un legado como el suyo.
Shock Me
Nunca he tenido un Kiss favorito. Nací en
1971, hijo de Luis y Paula Carolina, pero “volví a nacer” ese día de 1978
cuando descubrí a la banda (las comillas son para que quede claro que es sentido
figurado y que jamás renegaría o haría menos la importancia de ser hijo de mis
papás, es una metáfora). Por eso cuando existió Sangre de Metal en Rockconexion
hicimos dos o tres maratones Kisseros, y por eso decíamos “conduce Chico Migraña,
hijo de Kiss”. Kiss es una entidad creada por cuatro super héroes que cambiaron
al mundo entero por la fuerza combinada de sus capacidades. Y Ace siempre
estuvo ligado al color azul, el del cielo y el mar, ambos que pueden estar
serenos y evocar la diversión pero también ambos con corrientes de aire y agua
que chocan entre sí y provocan caos y destrucción. Ace venía del espacio pero
era el más terrenal de los cuatro. Descansa en paz hombre del espacio, los que
aquí seguimos no dejaremos que muera tu legado.
2 comentarios:
hermoso amigo.
Excelente 🥰
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