miércoles, julio 22, 2020

Jet Jaguar - "Endless Nights": reseña

Nota aclaratoria: Inicio el texto con el video de "Rompiendo el Acero" que, si bien no aparece en el disco reseñado, es una buena manera de meter en contexto a la banda, pues se trata de la canción más famosa que tienen.


Dicen que no hay plazo que no se cumpla, y aunque pasaron tres años casi completos desde su victoria histórica en Wacken, finalmente llegó el larga duración debut de Jet Jaguar. El título es “Endless Nights”, contiene diez temas y dura poquito más de 44 minutos. Fue un trabajo realizado en dos partes: cuatro canciones grabadas y producidas por Tonio Ruiz y seis más grabadas y producidas por ellos mismos. La mezcla la hizo Henrik Udd (Powerwolf, Hammerfall, At The Gates), en Suecia. Todo esto, más que llenar líneas, es importante porque tuvo que ver con que pasaran tantos años y con parte del sonido del disco. El sello detrás del lanzamiento es el alemán Pride and Joy.

En general se trata de un trabajo que cumple enteramente con las expectativas. Si fuera requisito ponerle una calificación numérica, yo le pondría 8.5 de 10 puntos. En general tiene muy buen sonido, la mezcla es muy buena y permite casi en todo momento detectar todo lo que sucede con claridad. También en general se trata de un Heavy muy bien hecho, aunque en ocasiones tiene acercamientos al Hard Rock y lo que a mediados de los 80 los reseñistas llamaban Pop Metal.

Ese término nunca me gustó, y menos en esos tiempos de adolescencia porque parecía una contradicción total, como querer juntar agua y aceite, aunque las variantes tampoco eran del todo agradables, pues Pop Metal era sinónimo de Glam Metal y Hair Metal, términos peyorativos todos.

En ese sentido es complicado definir el disco. Lo que en su momento se llamaba Hair Metal o Glam Metal tenía más que ver con la imagen que con la música. Eran términos que igual definían a Poison que a Cinderella, a Mötley Crüe que a Def Leppard, y sabemos que musicalmente no siempre tenían mucho en común. En ese sentido, hoy, a treinta y tantos años de distancia, el término Pop Metal no me suena tan descabellado. Al final del día se trataba de describir a bandas que tocaban Heavy, pero que no tenían miedo de meter elementos poperos en su concepto. La variante sería la cantidad de Pop que rodea ese concepto.

En el caso de “Endless Nights”, no es tanto como parece a primera vista. El disco tiene muy buenos riffs, hay solos por todos lados y ofrece un sonido que si bien por momentos si hace referencia a bandas como Mötley Crüe y Autograph, también establece que la banda es capaz de moverse entre el Hard, Heavy y Glam con un sonido que se va endureciendo conforme avanza el disco. Además, las canciones más pesadas aparecen más hacia el final, por lo cual es importante tomarse el tiempo de escucharlo completo y sin pausas, como en los viejos tiempos.

“Jet Ranger” es la primera, una que se había lanzado como sencillo y que es buena elección para abrir el disco. Tiene velocidad y buenos riffs adornados coro un tanto popero pero bien pensado, con buenos solos, melódicos y bien tocados. Buen tema, aunque por alguna razón, la voz de Maxx suena distinta a su tono habitual.


En “Mr. Lee” viene un buen riff machacante. La batería tiene por ahí lo que parece ser un toque de cencerro (o especie de) que le da un ambiente sabroso a la canción. Algunos momentos en los coros recuerdan al Mötley Crüe de “Kickstart my Heart”, por ejemplo.

“Blinding Lights” es probablemente la más cercana al Hard Rock de todo el disco. Es también en la que mejor uso se le da a los coros tipo “oh uoh”, tanto que seguramente funcionarán bien en vivo. Los solos son muy melódicos y hacen recordar el sonido ochentero de bandas tipo Ratt. 


La que sigue es “Race or Die”. En esta hay al inicio un juego en estéreo de los riffs, uno en por cada lado de las bocinas, lo cual es un toque muy interesante. Es una rola veloz, de las más heavys del disco. De nuevo los “oh uoh” parecen ser el toque Jet Jaguar en este disco, pero también parece que podrían habérselos saltado, sobre todo porque en general es un tema más rápido y directo. Interesante como en cada bocina suena un riff un poco distinto, los solos gemelos son muy buenos y los individuales realzan aún más la canción. Las voces dobladas ofrecen el toque amigable que permea en el disco, pero suman a la idea de que los “oh-uoh” sobran un poco. 


Este es un buen momento para hacer una reflexión. Desde mi perspectiva, es entendible la parte de los coros “poperos”, son un buen elemento musical, algo que podría ir definiendo el estilo de Jet Jaguar, pero me parece que hay momentos en que están metidos más a fuerza que a gusto. Es decir, se pueden hacer coros que hagan de las canciones piezas más accesibles para oídos no tan acostumbrados al rock duro, es perfectamente válido, pero llega un momento en que parece que podrían haber buscado alguna variante que les permitiera tener ese toque más fresco y amigable, sin recurrir siempre al “oh uoh”.

Después sigue “Tormenta”, una semi balada que muestra un muy buen manejo del español, que fluye. Esto puede sonar contradictorio ya que el castellano es la lengua madre de todos en la banda, pero hay decenas de ejemplos de bandas que no logran transmitir en español un mensaje que no suene forzado o rebuscado, y en esta canción el idioma encaja perfecto con la música. Por momentos se escucha lo que podría ser una camita de teclados en el fondo. Los solos son más lentos y melódicos, muy acorde al estilo de la rola. 


En “Up to the top” el tono es más oscuro que en las demás canciones, y otra vez aparece el “oh-uoh”. Sin embargo “No Surrender”, que tiene un interesante detalle al iniciar en acústico, sale al quite. Esta va más en el tono oscurón de la anterior y es muestra inequívoca de que se les da bien crear riffs machacantes, en esta canción en particular un poco más lentos y por ende un tanto más pesados. Buenos solos gemelos, los toms de la batería se escuchan particularmente graves, lo cual suma a la atmósfera de la canción. Y sí, los coros dan muestra de que pueden sobrevivir sin el “oh-uoh”. 

Después viene “Final Prayers”, la más rápida, bastante oscura, aunque es la primera en que se nota un sonido distinto al resto del disco en cuanto a producción, ya que suena un poco más sucia. Aquí los coros son tipo pandilla, como Skid Row en sus primeros dos discos por ejemplo, un cambo muy agradable. Si tuviera la misma brillantez y definición en el sonido que el resto sería magnífica. 

Después viene “Nunca más”, la segunda en español, con buenos pasajes melódicos a dos guitarras. Suena a Heavy ochentero sin los adornos glam de la época. También se nota un poco el cambio en la calidad de la producción, también un poco más sucia. Otra vez muy buenos solos, melódicos, se pueden tararear y se pegan. En esta canción algunos pasajes de la batería por ejemplo podrían tener una mejor definición, como en las primeras cuatro o cinco y lucirían muchísimo.

El disco cierra con “10,000 voices”, un poco más lenta que el común denominador en el disco, también con un tono más ominoso y pesado. Por momentos rompe en pasajes semi acústicos, como de banda de metal progresivo. Suena bien aunque sí se aleja un poco del concepto general del disco al tener muchos elementos musicales en un solo espacio. Es la más compleja en estructura, es también la más larga y si bien no parece ser tanto su estilo, en ningún momento desmerece, al contrario, muestra que los chavos son capaces de meterse en la selva densa con machete en mano para abrirse camino por lo desconocido. 


Entonces, ¿está bueno el disco? Sí, por supuesto. Aquí el truco, desde mi opinión, es no perder de vista que a pesar de que en los últimos tres años han sido una banda muy visible, este es apenas su primer disco. Algo me dice que cuando venga el segundo encontraremos una definición más cercana a lo que quieren lograr; mantendrán algunos elementos que han mostrado ser parte de su ADN, pero seguramente incorporarán otros. En el corazón de su música hay un Heavy Metal muy bien tocado, una sensibilidad interesante para encontrar la manera de incorporar detalles pop que lo hacen más accesible, y mucho talento individual. Ya solo falta que decidan qué tanto quieren que la parte más suave permeé en su música y cómo resolver lo que en este disco está peligrosamente cerca de convertirse en cliché, que son los coros “oh uoh”. Si encuentran la manera de mezclar esa sensibilidad, digamos más amigable, con el Heavy que tienen de base, poco faltará para que se conviertan en una fuerza incontenible.
Y es que nada de malo tiene el que el sonido se recargue en elementos menos veloces o contundentes, como el Hard Rock, es solo que están en ese momento de definición musical por el que pasan cientos de bandas, con la diferencia de que ellos son mucho más visibles que esos cientos y por necesidad, las críticas serán mucho más viscerales, tanto en el elogio como en la maledicencia. La ventaja que tienen es que han sabido sortear lo negativo de buena manera, que son gente que tiene el apoyo de sus familias y amigos y que eso mismo les ha significado aprender a mantenerse con los pies en la tierra. Lo suyo es un esfuerzo por mostrar su música por las razones correctas, como son la pasión por lo que se hace y el amor por el Metal, ya después, lo demás es lo de menos.


Como siempre, si llegaste hasta acá, ¡muchas gracias!

Chico Migraña en "a mí si me gusta Jet Jaguar ¿¡y qué?!" Mode On.

No hay comentarios.: