miércoles, septiembre 10, 2025

Candelabrum metal fest IV, día uno. Reseña.

Candelabrum IV, parte 1
Por Chico Migraña
 
Cuando estás metido en el mundo del metal, existen varias maneras de conocer bandas. De acuerdo con decenas de entrevistas realizadas en Sangre de Metal para Revista Marvin, una común aunque no necesariamente la favorita de los músicos es meterse a Spotify y checar las primeras 10 sugerencias que arroja la página de un artista. Antes, en los 80-90, eso lo hacías gracias a la labor de algún buen samaritano -primo, amigo, hermano mayor, vecino- que hacía paro y te grabara un caset (en los 90 eso cambió a quemar un CD) con bandas nuevas. También era típico ver las revistas y aprenderse los nombres y cuando veías una portada con el nombre de una de esas bandas comprabas el disco. O de plano te metías a la zona donde vendían LP´s en el Aurrera (hoy Walmart), Comercial Mexicana, Gigante, (ambas hoy llamados Soriana) o la tienda que fuera y dejarte llevar por el instinto luego de ver una portada. Cuando creces, conoces bastantes bandas y no te gusta buscar en plataformas a ver que arroja el algoritmo, puedes verlas en vivo y dejarte sorprender. Si tú querido glóbulo estás en esta última categoría o no le temes a lo desconocido (o peor aun, a las miradas acusadoras de la policía true), Candelabrum Metal Fest es para ti.
 
Esto, nunca sobra aclararlo, es mi experiencia, no la verdad absoluta ni una guía de cómo sacarle ronchas a los True Metal Warriors, es, simplemente, un paseo por la mente de Chico Migraña.



 
Como esta parte parece ser tema de conversación en páginas y grupos dedicados al metal, hagámonos cargo del elefante en la habitación, aunque él ni siquiera sabe que está ahí: la cantidad de gente. La respuesta a la pregunta de cuántas personas entraron por día es irrelevante, y tarde o temprano explicaré por qué, sin embargo, es recurrente. Kezhia Quintero, productor general del evento lo dejó claro en conferencia tempranera el sábado: “no puedo darles una cifra porque la venta de boletos está abierta todo el día (la conferencia fue por ahí de las 2:30 de la tarde), pero el boletaje por día está cerrado en cinco mil”. Listo, elefante en el cuarto descubierto. Cinco mil es el límite, que cada quien haga sus cálculos si eso es lo que finalmente los hace felices.
 
Candelabrum, lo he escrito en otras ocasiones es un festival de nicho. ¿Cómo le hacen los promotores para no perder dinero? No es algo que me interese saber así que no se los he preguntado. Ahora, si puedes sacar tu espada del augurio y ver más allá de lo evidente, cuéntanos, si no, regresemos a la parte del nicho. Las líneas generales del festival son traer bandas que nunca han tocado en México, que lo han hecho poco y hace muchos años, que no tienen tanto cartel pero sí una enorme calidad y a veces, algunas -como Obituary este año, Exodus, Moonspell o Dark Tranquility en ediciones pasadas- que sí han venido. Es una mezcla de todo eso con ciertas circunstancias obvias para el que pone atención. Por ejemplo, es evidente que tienen algún convenio con la embajada sueca en México. Cada año, Suecia es el país del que más bandas vienen, y la propia embajada apoya, difunde y celebra en redes sociales a las bandas que vienen de ese país. Luego, y esto me lo contó Kezhia en entrevista el primer año, hay un marco de referencia. Candelabrum no es un festival para bandas de Metalcore, Nu Metal, Deathcore y demás sub géneros más bien del nuevo milenio. Tiene una carga especial hacia los género extremos como Death (y derivados), Black (y derivados) y Thrash (y derivados), pero siempre cabrán también el Heavy (con sus respectivos derivados) y el Doom. Ese es su universo en cuanto a géneros y sub géneros.
 
Terminado el contexto, brinquemos a la edición IV, 2025. Este ha sido el año más cargado al extremo que han hecho. Para mi era un cartel bastante misterioso. El Black y el Death me gustan pero nunca han sido mis favoritos. No soy experto en nada pero me defiendo menos en esas catacumbas sonoras, y este cartel tenía muchas bandas que investigando un poco navegan esas aguas. Claro, investigar en mi cabeza significa buscarlos, leer un poco sobre ellos y sobre todo si voy a entrevistarlos, escuchar una o dos canciones. Si escucho más de dos me hago una imagen y no me gusta. Candelabrum es para mí una búsqueda de tesoros clásica, de esas en las que sabes que vas a un sitio porque hay algo enterrado, muy probablemente te sacará una sonrisa, pero puede que no y no lo sabrás hasta que termines de excavar.
 


Así pasamos la hoja y nos instalamos en el sábado seis. Como siempre, Migraña y Kelpy vamos como prensa así que tenemos ciertos privilegios y ciertas responsabilidades. Por ejemplo, hay que llegar a más tardar a la una. Lo logramos, dos minutos antes, pero antes al fin y al cabo, llegamos a tiempo. Escuchamos pero casi no vimos a los regios de Unholier, de México, porque hay que llegar a la carpa asignada y establecerse. Death de muy buena calidad. Luego llegó turno de Fumes, también de México y con quienes tuvimos una charla en Marvin. Ellos le pegan más bien al Black y también dejó muy buen sabor de boca. Fossilization, de Brasil, Death clásico que como ya expliqué, por supuesto que me agrada pero no tanto como para dedicarle muchas líneas. Después Zemial, de Grecia, Black con Thrash y para variar con las bandas griegas (bueno, no es para tanto) con bataco/cantante, aunque para el final de su presentación sacaron a Proscriptor McGovern de Absu en la voz. Para entonces, las primeras cinco bandas habían sido todas entre Black y Death. Parte del encanto del festival es la curaduría, es decir, el armado del orden en el que tocan las bandas. Ese día estaban contempladas Eclipse y Hällas, ambas de Suecia y justo después de Zemial venía Eclipse. En entrevista me comentaron que no les angustiaba pararse en el escenario en medio de tantas bandas extremas. Pensaban que en todo caso lo suyo es como un descanso auditivo en medio de tanta distorsión y guturales. La cosa era ver como los trataría el público, porque parecía evidente que si 11 de 13 bandas estaban dentro del espectro extremo, una banda de Hard Rock podría ser un descanso, a o una afrenta. Al final fue lo primero. En conferencia dijeron que les gustaba ser las ovejas blancas en medio de todas las ovejas negras. La gente les respondió bastante bien aunque jamás habían venido a México.



Después llegó una de las primeras que realmente traían su propio contingente, Morbid Saint. Thrash sin concesiones que prendió muchísimo a la audiencia que para entonces había crecido considerablemente en relación a las primeras horas. Esta es otra banda de la que puedes leer una entrevista en Marvin. Hasta ese momento, Zemial me había gustado bastante, Eclipse me había sorprendido gratamente (las dos rolas que escuché eran como una versión escandinava de Def Leppard) porque en vivo tienen muchísima energía. Morbid Saint era una vieja garantía que cumplió con creces la expectativa y luego venía una banda que ni siquiera estaba a media luz en mi radar, y no estaba preparado para ellos. Claro, esta es la referencia exacta a la búsqueda de tesoros.


 
Hällas fue el gran cofre lleno de oro del sábado. ¡Y vaya que prendieron a la gente! Impresionante, y para mi sorpresa, varios miles coreaban sus canciones. Incluso ellos estaban sorprendidos pues nunca habían tocado en México. Lo suyo es como si tomaras el sonido Heavy Metal de 1977 o 78, esa época en que aún estaba desarrollándose, con toques de psicodelia, con vestimentas extravagantes, caras maquilladas pero más tipo Bowie que Kiss, si agarraras ese sonido y lo traes a la sensibilidad del siglo XXI, con el sonido de esta era, con ciertos guiños a esta era y luego lo haces muy melódico, pero sin abusar o caer o siquiera acercarse al pop. Todo eso además lo mezclan con un show energético, buenas canciones, excelente ejecución y un evidente buen ánimo. Vaya banda más agradable y justo ahí, en Candelabrum, el espacio donde estas propuestas brillan. No me cabe la menor duda de que eventualmente alguien los traerá solos y que poco a poco crecerán y se presentarán en lugares más grandes.


 
Después el morbo, que afortunadamente quedó en anécdota y que en este espacio tocaré apenas por encimita. Ancient Rites y el comentario sobre los jardineros no pasó a mayores, ni les pintaron dedo ni les aventaron cosas. Fin del comunicado. Ya en el escenario, brutales, y fueron los primeros de dos en el fest que tocaron sin un integrante, lo avisaron y lo resolvieron con una pista grabada, en este caso, de Gunther, cantante, que no pudo venir por estar hospitalizado con problemas renales. Su voz estaba en cinta y aunque evidentemente no es lo mismo, musicalmente sacaron el colmillo y mostraron lo bien trabajados que están. Abro paréntesis: es lo que se entiende por profesionalismo, poder resolver una situación adversa de manera sobresaliente y sin darse golpes de pecho. Eso es algo que en muchos casos falta en las bandas mexicanas, no todas, obviamente, pero sucede. Cierro paréntesis. Se entregaron y obtuvieron como premio una excelente respuesta del público. Se notaba a leguas que eran de los más esperados. También con ellos hay entrevista en Marvin.



El Doom no es para todos, de hecho es para minorías, y ojo que no me estoy poniendo en un pedestal ni miro a nadie por debajo del hombro, simplemente me siento afortunado de que mi espíritu encontrara sintonía con este sub género que en Candelabrum no solamente cabe, sino brilla. Shape of Despair fue otra de las bandas que no conocía y no quise escuchar antes, pero sabía que tocaban Funeral Doom (más lento que el Doom tradicional) y eso era suficiente para atraerme como oso a al la miel. Y no solo no me decepcionaron sino que me convirtieron en fan. El sexteto finlandés toca dolorosamente lento, preciso y contundente. Mezcla voces masculina y femenina y adorna su densidad con atmósferas y melodías que te dejan perplejo. Probablemente muchos no piensan igual, suele suceder con este tipo de bandas. Yo reconozco que no nací en el metal escuchando Doom y menos Funeral, pero ya entrado en años en este rollo comencé a escuchar a los clásicos y una cosa lleva a otra y llegas a ese momento en el que esperas con ansias noches como las de Candelabrum para descubrir alguna banda nueva dentro de ese universo de perdición, lamentos y belleza en las ruinas del alma humana. Sobresaliente. Si te gusta el Doom y no los conoces, no tardes más, búscalos y déjate llevar.



Esta vez, el cambio hacia lo extremo no fue de golpe sino gradual, y majestuoso. The 3rd and the Mortal era otra de las bandas que varios esperaban y que en mi caso, más bien se había mantenido fuera de mi radar. Eso sí, hace algunos años trabajé para la prensa para The Art Records cuando sacaron un material solista de Kari Rueslätten. Aquello era más bien Rock con Electrónica, y eso era lo más que sabía de ellos. Tenía claro que como The 3rd tenían una historia de Doom Melódico y que eventualmente se volvieron más alternativos. No tenía mucha expectativa pero de nuevo, el chiste es llegar en blanco y ver qué pasa. Bueno, lo que pasó es una versión melómana de enamoramiento. Tocaron solamente material viejo, según Kari, del EP Sorrow y de su primer LP, Tears Laid in Earth. Fantástico, lento, denso, melódico, doliente, desgarrante y técnicamente perfecto. Mucho más accesible (en términos Doom, no en términos de accesibilidad comercial) que Shape of Despair y definitivamente otra de las que más engancharon al público.
Ya con la lentitud y las atmósferas más o menos establecidas, volvieron la velocidad y agresividad pero mucho más revolucionado que cualquier banda hasta ese momento. Repulsion no graba nada nuevo desde hace tres décadas, ¿y? No les hace falta, entienden que lo suyo es tocar lo que enamoró a la gente cada que alguien los invite y lo disfrutan sin más. Habrá quienes los cataloguen de simplones o viejos rancios que no hacen nada nuevo, lo saben y les vale madre. Puedes checar la explicación al respecto de Scott Carlson en la entrevista en Marvin.



El cierre llegó con Covenant. No puedo reseñar gran cosa porque si bien dejaron claro que manejan a la perfección su concepto Gótico/Industrial, no es para mi. Esto es meramente anecdótico, ¿a quién le importa si a mi no me late cuando al 85% de la gente sí? Exacto, a casi nadie.


Aprovecharé esta primera parte para hablar de algo que siempre digo que pasa a segundo término pero que siempre es tema de conversación: la comida y el alcohol. Comenzwmos con la bebida. Sé, me consta porque el promotor del Fest me pidió ayudarle con ciertos datos en conciertos y festivales de CDMX que la chela está perfectamente en el rango de los festivales de acá, inlcuso más barata. Dos botellas tamaño tradicional de XX Ámbar por ejemplo en un vaso, por 170 pesos, es bastante normal en términos de festivales. Esas quejas sonran. Ahora bien, la comida. Lo he dicho antes y sigo pensando igual: sí, es cara y en algunos casos ni siquiera te va a llenar, pero es un mal menor. Acá Kelpy y yo llegábamos bien desayunados y ya si en la tarde noche nos daba hambre, buscábamos algo. Una comida por día no es problema. Si llegas sin desayunar, empiezas a beber como cosaco y luegoquieres comer, pues sí, el gasto te va a doler, es cosa de buscarle alternativas. Hacer drama por esto me parece excesivo. Claro, si alguien pregunta en alguna red social ¿qué opinión tienes en general del Candelabrum? y en tu respuesta mencionas la comida, me parece justo, pero hacer drama es escribir textos del tamaño de este para quejarse de que lo que había no era de tu agrado y estaba caro. Me parece un mal menor.


Si llegaste hasta aquí, muchas gracias.

Puedes checar diversas entrevistas Sangre de Metal en Marvin en esta liga y en esta otra.