Archimastodonte: La reseña ó "Dale duro, suavecito"

Para mí, todo empezó el domingo.
Tenía muchas ganas de ver a Arch Enemy porque es una banda enigmática. Me gusta, la conozco pero sólo tengo un disco de ellos. Es de esas que sabes que tocan bien, que ofrecen buenos conciertos pero que por una razón u otrs, no tienes los discos. Sus rolas solían lleghar a mí en formato de algún disco grabado con varias cosillas para ver si lo ponemos en la Sangre, cosas así. Sin embargo reconozco que no conozco sus temas con tanta profundidad. Y justo por eso, al final de ese domingo, mi satisfacción era mayor: no sabía bien qué esperar, sólo recordaba que la vez pasada que vinieron sonaron muy potentes, y al final mi sorpresa era mayúscula. Son una banda muy cabrona en vivo.
Pero el primer detalle agradable fue ver de abridores a los Muluc Pax. Tengo sus dos discos, o dos de sus discos y me parecen muy buenos. Nunca había tenido la oportunidad de verlos sobre las tablas, y hasta que llegué al Circo, no sabía que eso cambiaría esa misma noche.





Tuvieron que remar contra corriente, eso sí. El audio era bueno pero al principio no tanto, y sobre todo, la actitud de la gente al inicio era bastante hostíl. Y con hostíl me refiero al clásico "me vale madre si tocan bien o no, que se bajen". Pero guerreros que son, los chavos aguantaron que las primeras dos rolas les aventaran algunas cosas (nada grave por cierto) y les gritaran que se bajaran. Hacia el final de su presentación no sólo les pidieron otra sino que los aplaudieron con mucho entusiasmo. Ni hablar, hay muchas veces en que el camino es rocoso, en que la banda nacional debe ganarse el aplauso con mucho sudor. Y está bien, así es la escena aquí, difícil, radical. Es por eso que cada vez que una banda abridora sale victoriosa, el cielo se aclara un poquito.
En el Lobby del Circo el anuncio especificaba que Arch Enemy tocaría a las 9 de la noche. Los restrasos son comunes, pero esa noche, eran las 9:01 y empezó el concierto. Poco más se puede pedir. Viéndolo de frente, el escenario ofrecía una vista interesante. A los costados de la batería había unos lienzos grandes decorados con un ángel cadavérico. Sin embargo, la manta del lado izquierdo (siempre viendo el escenario de frente) en lugar de calavera mostraba una máscara de luchador. Detrás ede la bataca de Erlandsson había una enorme manta coronada por el logo de Arch Enemy y decorada con un enorme dibujo de la portada de Rise of the Tyrant que, con algo de imaginación, recordaba el logo de Eye Scream. Digo, el Tyrant trae dibujado una especie de ojo maligno al que le salen tentáculos y garras. Muy lucidor.
Sobre ellos se veían por lo menos tres puentes de luces. Con la modernidad es casi imposible saltarse la onda de las luces robóticas, pero la idea retro de ese show en particular se respetó también anivel estético y la iluminación la prveyeron una gran cantidad de las viejas lámparas Par 64. La diferencia entre esas y las robóticas es que las primeras sólo pueden proyectar un color, las robóticas pueden proyextar decenas y además ede mil formas. Pero la onda retro estaba más que perfecta para la ocasión.
Habían prometido un set de versiones muy viejas, de sus primeros tres discos, en los que no aparece Angela Gossow, y cumplieron. Bury me an angel, Dark insanity y Demoniality representaron al debutante Black Earth. Del Stigmata se reventaron Beast of man y Bridge of destiny. Del tercero, el Burning bridges, sonaron Diva Satanica, The immortal y Pilgrim. Es decir, 9 rolitas que nunca se habían escuchado en voz de Angela, por lo menos no todas en una misma noche. "Ustedes son muy especiales, es increíble que de verdad copnozcan estas rolas. Creo que esto sólo podríamos hacerlo aquí (en México) y en Japón. ¡Siéntanse especiales cabrones!" dijo la Gossow, enfundada en una playera muy lucidora.





Sus movimientios son cada vez más compactos, tiene ahora sí mucho más presencia escénica que en el pasado, domina visualmente y además a muchos les gusta físicamente, así que la entrega del público era total. Lo más curioso, por lo menos para mí, fue ver los solos de guitarra. Y no me refiero a los solos en las rolas, sino los espacios destinados a que los Amott lucieran sus capacidades sobre las seis cuerdas. Hubo un momento en que parecía que estábamos escuchando a Gary Moore (y lo pongo como un halago) pero con visiones más heavy. Particularmente los solos de Michael estaban muy enraizados en el blues y el hard rock de los 70. Sorprendente si se toma en cuenta el tipo de música que tocan como Arch Enemy. Deliciosos, eso sí.
Otra gran mención sería para el trabajo de Daniel Erlandsson. Preciso y monumental, así suena en vivo. Juega mucho con sus toms y eso, en mi libro, es lo mejor que puede pasar con un baterista. Yo no entiendo de lo bien que llevan el ritmo de una rola, o los tiempos que manejan. Yo entiendo si me rompe la madre o no, como una llamada telefónica que puede derribar 10 años de vida en un sólo momento, y así me sentía el domingo viéndolo tocar. Gran velada. Las demás rolas fueron Enemy within y Ravenous del Wages of sin; Blood on your hands del Rise of the Tyrants; We will rise del Anthems of rebellion y la cerradora, la que todos coreaban, Nemesis.

Luego noche Mastodon.
No sé por qué muchos le tenían tirria. Varios me dijeron que las bandas brincolinas gringas no les gustan. Y no importó mucho que les dijera que Mastodon estaba años luz adelante de las bandas brincolinas, que lo de ellos nunca ha sido Nü Metal. Muchos no fueron. Algunos por causas válidas, pero varios se lo perdieron simplemente por un prejuicio mal fundado. Mal por ellos, Mastodon dejó claro en vivo que es una bandototota. Impresionante es el adjetivo que mejor describe mi sentir al verlos y escucharlos.
Eso sí, como lo adelantó el buen Sautherom, a la audiencia no le dijeron ni pio. Sólo abren la boca para cantar, lo cual de cierta manera es un poco extraño. Estamos más acostumbrados a un formato clásico de una, dos o tres o cuatro rolas yalgún comentario. También es común hacer una breve pausa entre rola y rola. Anoche ni una ni otra. Las primeras nueve rolas fueron las mismas que dan vida a Crack the Skye, su más reciente producción: Oblivion, Divinations, Quintessence, The Czar (con sus cuatro partes; Usurper, Escape,, Martyr y Spiral), Ghost of Karellia, Crack the Skye y The last baron. La vibra en todo ese tiempo es bastante más cercana al progre y a la psicodelia que al metal más rabioso del pasado, aunque eso no demerita el impresionante trabajo que desarrollan en escena. Su técnico de consola es su enemigo. Hicieron un soundcheck que evidentemente no sirvió de nada porque se pasaron tres rolas enteras sin sonar siquiera decentemente. Veías al Brann Dailor dándole con furia a sus toms, pero no los escuchabas. Luego corrigieron y el sonido finalmente estuvo a la altura del ofrecimiento sonoro rockero.
Los vi desde el segundo piso del José Cuervo Salón. Estaba acompañado de la querida amiga Sabina y no parábamos de sorprendernos de lo bien que sonaba la banda. Al final me preguntó cómo conocí a la banda, y la verdad es que no lo recuerdo. Sólo tengo dos de sus cuatro discos, el Leviathan y el Blood Mountain; suficiente paera saber que se trata de una gran conjunción de músicos.
Debo confesar que muchas veces, cuando escribo un boletín dee prensa suelo ponerle algún adorno extra. La idea siempre es que los medios lo publiquen, y como casi siempre son huevones y en vez de investigar copian y pegan, pues le pones cosas maravillosas para que así se publiquen. Esta vez, el boletín decía que era una banda que estaba en camino a convertirse en grande. Y lo escribí convencido de ello, aunque me faltaba verlos en vivo para saber si mi convencimiento tenía sustento en la realidad , o no. La verdad, los ves ahí, los escuchas y nomás no entiendes por qué no están en un lugar más destacado de la escena internacional. Por momentos suenan parecidos a Tool, luego a Opeth a Genesis a Pink Floyd a banda de jazz. Y siempre metal. Y suenan a todo eso pero sin parecerse, es como una fusión, como una decalaración de principios pero manteniendo siempre su estilo, uno que no es tan fácil calificar como Prog Metal porque es mucho más que eso; uno que no puedes generalizar como New Wave of American Heavy Metal porque además de llevar ya 10 años de carrera, no suenan a lo que suenan las bandas de esa etiqueta.
Bladecatcher, Colony of Birchmen, The wolf is loose, Crystal skull, Capillarian crest, Megalodon, Blood & thunder, Iron tusk y March of the fire ants dieron fin a una velada de descubrimiento.
Y esto apenas comienza, porque Children of Bodom y Amorphis amenazan con ser un paquete de no olvidarse jamás. Sí, hay cosas que no se olvidan, y aunque la miel destapada puede agriarse y envenenarse, nunca debemos olvidar que alguna vez fue miel.






El sábado había ido al mismo José Cuervo Salón, pero a ver un espectáculo de Extreme Fighters Latino. Lo más memorable fue una viejita que le gritaba a un wey, al que4 le llamaban Suavecito: "dale duro suavecito, dale duro" jajaja. De ahí la onda en la entrada del post, por cierto.

PD: Mikehaufen, ando de estreno, muchas gracias.
Las fotos de Arch son del Gallo IBérico; las de Msastodon son fernando Aceves/Ocesa.

Migrañodonte desgarrado