Especial eslayeeeer

Iron Maiden es el tipo de banda que si no te gusta o no te parece gran cosa, los metaleros te etiquetan de imbécil. Slayer en cambio es el tipo de banda que si no te gusta o no eres fan, la gente te etiqueta de inmediato de poser. El filósofo danés Daniel Frandsen dice en su ensayo “Viviendo por la música, muriendo por la vida” (Living for Music, Dying for life) que “el crietrio más claro para la autenticidad (ser un metalero “true” o de verdad) parece ser la relación que el sujeto tiene con la música –qué bandas específicas o qué sub géneros escucha el individuo” Dice que en Dinamarca el thrash y el death son vistos como géneros “de verdad” mientras que el power y el symphonic black son vistos como mera pose.
Con Slayer pasa igual. Si no te gusta es porque eres un mariquita que no entiende el verdadero significado del metal.
A mi Slayer me llegó a gustar hasta muchos años más tarde haberlos conocido. Fue un proceso largo y mío, que detallaré a continuación porque a estas alturas de mi vida ya no me importa lo que los demás piensen de mí, pero fue largo. Y además fue curioso, porque contrario a lo que muchos opinan, Slayer sí ha hecho discos malitos, o por lo menos dentro de mi criterio.
Primero me gustaría decir que cuando conocí la música de Slayer (igual que Metallica, Megadeth, Helloween, metal Church y un larguísimo etcétera) estaba en la secundaria. Tendría entonces entre 12 y 15 años más o menos y quería comerme al mundo del metal. Ya he dicho mil veces que en ese tiempo no existía internet y cómo nos las arreglábamos para conocer bandas. Ya dije mil veces también cómo conocía yo en concreto a las bandas, así que no lo repetiré. Pero si quiero dejar claro que, para bien o para mal, el mundo era distinto. De entrada a Slayer se le etiquetaba como banda Black Metal. En aquellos años (82, 83, 84, 85) los sub géneros se consideraban como tales más por la temática de las letras que por la música. Así, aunque Slayer era una banda que tocaba thrash, sus letras eran lo suficientemente perturbadoras para ser llamado black metal, metal satánico.
Y ahí empezó mi mala relación con ellos. Creo recordar que algunos de mis amigos estaban que se morían por los tales “esleyer”. Sin embargo ninguno me podía facilitar un casette, porque en realidad no era tan fácil conseguir sus discos. Así, antes de escuchar su música recuerdo perfectamente bien que llegó a mi poder una revista de formato pequeñito que se llamaba Rock Pop (aunque era de metal). Una de sus secciones era de letras, ponían la letra en inglés y luego ponían su traducción. Esa vez la rola era de los tales “esleyer”, se llamaba Necrophiliac:
Niña vírgen ahora drenada de la vida
Tu alma no puede ser liberada
No se le da la oportunidad de arder en el infierno

La cruz de Satanás apunta al infierno
Debo descubrir la tierra
Crece una pasión en mi interior
La helada sangre de su interior

Siento la urgencia, la creciente necesidad
De cogerme este cuerpo pecador
Mi tarea está completada, el alma de la perra
Yace violada en un ansia demoníaca.
Ahora bien, yo no soy ni fui jamás católico o cristiano o religioso o nada que se le parezca. Pero cuando estás creciendo (y sobre todo en un mundo en el cual no existía internet, insisto, en una colonia más bien alejada de la ciudad, sin cablevisión…) estas cosas tye pueden provocar sentimientos encontrados. Yo no tenía a nadie a mi lado que me dijera que eso era sólo una canción y que no era real. No tenía amigos o primos o hermanos más grandes que pudieran explicarme que eso era thrash pero que por la letra se llamaba black. Y sin todo eso, no me gustaba. ¿Para qué querría yo comprtar discos dee una banda que cantaba eso? O peor aún, ¿por qué querría yo ocupar el dinero que podía juntar de lavar coches, pedirle a mi mamá o lo que fuera, para gastarlo en algo así?
Luego seguí creciendo y Slayer era cada vez más popular. No recuerdo que en mis tiempos de prepa por ejemplo alguien usara el término poser (una vez más, lo he platicado antes pero donde yo vivía estábamos lejos de todo, nuestra referencia a la verdadera civilización era la colonia Del Valle jajaja). Pero el nombre de Slayer sonaba siempre, y entonces decidí comprar un disco de ellos y sacarme la espina. Lo malo fue que escogí Divine Intervention, un disco bastante malito que además, tenía algunas letras que yo aún no estaba listo para entender:
Sensaciones eróticas se regodean en mi espalda
Hay un cuerpo sin vida que yace junto a mí
Tersos, suaves y negros labios
Comienzo a salivar mientras nos besamos
Esta dulce muerte será mi por siempre
No puedo olvidar tus suaves suspiros
Jadeando excitado con mis manos alrededor de tu cuello
Recuerdo muy bien un libro que tenía que se llamaba The Rolling Stone Guide to Rock and Roll. Era una especie de diccionario con nombres de bandas y una descripción de todo lo que habían hecho hasta entonces. Un día, leyendo la descripción de Stryper decía que era una banda chafa y mamona que hablaba de Dios todo el día. “Y sin embargo eso siempre será mejor que hablar de mutilar niños y violar cadáveres”. La referencia era obviamente a Slayer, y en mi mente de aquellos días significaba que yo estaba bien en sentirme mal con esas rolas, que no tenía nada de malo que no me gustara Slayer. Así pues, cambié ese disco por The Ritual, de Testament. La decisión demostró ser mala porque Testament tiene un mal disco en su historia, y es justamente ese. Ya no recuerdo como fue pero al tiempo me cambiaron The Ritual por, sí, una vez más, el Divine Intervention. Ya para entonces entendía el mundo un poco mejor, había más información de todo y lo que Slayer escribía ya no me angustiaba. Leer alguna entrevista de Cannibal Corpse y alguna más con Slayer me habían ayudado en ese sentido. Pero el disco es malito, bastante malito y terminé regalándolo. Así, por muchos años que vinieron después, la banda desapareció de mi radar.
Cuando conocí al Mikkel, los “eslayer” regresaron a mi vida. De pronto en mi círculo de amistades y conocidos estaban personajes como Capitán Howdy, el Mai, el Mikkel, el fede y otros más que adoraban a Slayer. Y ya conocía yo a bastante gente que decía que si no te gustaba la banda eras un poser. No me afectaba porque jamás nadie me lo dijo a mí en mi cara, pero se entendía que Slayer era “lo más”, y si no te gustaba, pues estabas bien pendejo.
El problema nuevamente fue la música. Por ahí del 2005 alguien me quemó lo que entonces era lo más reciente de los californianos, el God Hates Us All. Y que me perdonen los puristas, pero ese es otro disco bastante malito. Y leía entrevistas con Kerry King tirando mierda a diestra y siniestra (sobre todo contra Metallica y Megadeth) diciendo que ellos eran fieles a su estilo y que jamás habían cambiado ni se habían vendido. El problema para mí era que ese disco sonaba a Nü metal, y me parecía horrible.
Luego llegó Christ Illusion, su venida a México 3 noches en el Salón 21, escucharlos en vivo por primera vez y descubrir temas como Mandatory Suicide y South of Heaveny entonces, 15 o 20 años después, dejar que por fin Slayer entrara en mi sistema.
Fueron tres buenos conciertos, pero luego vino el problema de Araya (no el de su hipocresía cantando lo que canta y creyendo en lo que cree), tras sacudir el cráneo por años, lo operaron y se lo prohibieron. Así los vi en Wacken, y si a eso le sumamos que ese año (2010) estaba prohibido hacer moshing y circle pits, ps el resultado fue un concierto bastante aburridón. Así lo expresó mi chava y como es mujer, le llovió mierda por todos lados. Y es que “eslayer” sigue siendo la banda que si no te gusta te convierte en poser. Como sea, ahora regresan a México y lo harán sin Jeff Hanneman. Supongo que ya todos lo saben, pero por si acaso, hace algunas semanas lo mordió una araña venenosa. El veneno era de esos como de serpiente que te “derriten” o disuelven la carne y los tejidos. Una cosa rarísima pero muy grave. Ha tenido ya varias operaciones de injerto de piel y tejido y está en sesiones de rehabilitación, lo cual le impide tocar. En su lugar viene Gary Holt, de Exodus. Esperemos que sea un buen concierto. El ambiente está garantizado. Ya no recuerdo si es sold out, pero si no fuera, está a punto de serlo.
Y ya nomás pa que no se enojen con mi discurso, Sangre de Metal tiene seis boletos sencillos para regalar. El cómo lo anuncio después.
Pueden leer más sobre Slayer en los blogs amigos de Mai, Canibal, Howdy y Pedro de Acero. Como siempre, sus comentarios son bienvenidos.