viernes, febrero 12, 2016

¡Metal o Muerte! México Tour 2016, primera parte


Terminó una de las experiencias más enriquecedoras que me ha tocado vivir en cuanto a la vida dentro del rock and roll. El ¡Metal o Muerte! México Tour 2016 con Voltax de México y Metalian y Cauchemar de Canadá fue, de principio a fin, un cúmulo de anécdotas, risas, chelas y diversión, salpicado con dos tres detalles gachos que nunca faltan. Para mí, la aventura fue mucho más ligada a Metalian que a Cauchemar simplemente porque los Metalian se quedaron durante semana y media en mi casa, pero ambas bandas mostraron un profesionalismo a tope, una actitud humilde y solidaria y una ética de trabajo que yo espero jamás olvidar.
Metalian llegó a México un jueves en la tarde, y justo ahí comenzó la aventura. Llegaron por Delta Airlines. Yo supuse (mal hecho, uno nunca debe confundir lo supuesto con lo comprobado) que llegarían por la Terminal 1, porque la 2 era exclusiva para Aeroméxico. Bueno, en las pantallas no había nada sobre vuelos de delta así que luego de un rato pregunté y efectivamente, me mandaron a la Terminal 2. Parecía un simple error pero al llegar a la Terminal 2, las pantallas tampoco mostraban nada de Delta Airlines. Mientras preguntaba en un módulo de información en el cual me aseguraban que el vuelo ya había llegado, aunque no apareciera por ningún lado, sonó mi teléfono. Era un número local así que no contesté porque esperaba en todo caso una llamada con números de larga distancia. Volvió a sonar así que contesté y era Ian Wilson, el cantante de Metalian. Nos encontramos por fin (estábamos separados por apenas 4 o 5 metros de distancia, sólo que dándonos la espalda mutuamente) y luego de los típicos saludo y abrazos, comenzó la fiesta.
Si detallo todo lo que vivimos, no acabo nunca así que iré por ciudades, tratando de rescatar algunos detalles, dejando de lado otros y guardando para viajes futuros algunas anécdotas que no son aptas para contar en público jaja.
Metalian es un cuarteto, pero en ese vuelo sólo llegaron 3, Ian, Simón y Tony. Andrés, el bajista, ocupa esa misma posición en Cauchemar y llegaría al día siguiente junto con ellos.
De entrada, la convivencia y camaradería reinó desde el minuto 1. A los Cauchemar, que viajaban por Aeroméxico, les querían cobrar 1200 pesos por cada instrumento que viajara como equipaje extra. Aeroméxico debe ser la única aerolínea en el mundo que abuse de tal manera de los músicos, así que se decidió en conversaciones previas por facebook que ellos viajarían casi sin nada, excepto por los platillos. Así, guitarra, bajo y tarola las pondríamos nosotros.
El primer show fue en el gato calavera y ese fue también el primer encontronazo con la realidad de esta gira, las anécdotas lloverían a cántaros. Teníamos pensado montar todo a las 6 de la tarde, pero el tráfico de ese viernes de quincena fue tan brutal que apenas a las 8 de la noche pudimos tener el equipo en el gato calavera. No hubo por supuesto soundchecks ni nada, montamos y arrancamos el show apenas 30 minutos más tarde. La merca de Voltax y Cauchbemar llegó ese mismo día por ahí de las 7 de la tarde. Ambas playeras con exquisito diseño de Annick Giroux, cantante de Cauchemar e instigadora de este tour y la hermosa impresión de las mismas corrió a cargo de Héctor Servín de Rock Dreams.
Poco a poco llegó la gente, desde que subió Black Overdrive (que estuvo completo apenas unos 15 minutos antes de tocar por lo mismo del tráfico) la gente mostró que ese día iban con actitud de rockear, lo cual se agradece siempre.
Llegó el turno para que Cauchemar debutara en México y a los pocos minutos de iniciado su set ya habían cautivado a la gente. Al final de la gira fueron la banda que más merca vendió, y curiosamente además de agotar el CD de su EP La Vierge Noir, ¡agotaron también el casete! Su mezcla de doom con heavy fue una bocanada de aire fresco en una escena que de ñpronto se encuentra entumecida con muchas bandas que suenan a lo mismo.
Siguió Voltax. La mayoría de la gente estaba ahí por ellos así que a nadie sorprendió que el público cantara casi todas las canciones de principio a fin.

Metalian cerró y lo hizo por todo lo alto. Para entonces las cervezas ya se habían agotado, sólo había venta de cerveza de barril, lo cual indicaba que muchos llegarían a sus casas con copitas de más pero con una gran sonrisa.
El punto negativo en esa noche fue que el promotor de Huajuapan, a las 10:30 de la noche, avisó (dio a entender porque nunca fue claro) que no estaría en condiciones de hacer el show, y con esa idea, decidimos cancelar el viaje. Al final eso resultó ser mucho más dañino de lo que aparenta porque la gira estaba planeada para salir de gastos, sin que realmente dejara dinero. Se trataba de introducir a Metalian y Cauchemar en México y para eso, apoyarse en Voltax. Si hubiéramos cobrado un salario por banda hubiera sido imposible. Con todo y eso, además de que dejamos pasar algunas oportunidades más concretas como San Luis Potosí y Tampico y que movimos Acapulco de sábado a domingo sólo para poder acomodar a Huajuapan de León, el promotor nos dijo que tuvo problemas de salud que le impidieron cumplir y así, la gira de 5 fechas quedó sólo en 4. Confesar todos los problemas que ocasionó dicha cancelación en cuanto a transporte, logística y demás sería ocioso, así pasa y ni hablar.
Obviamente eso no iba a impedir que hubiera fiesta. Para entonces ya habíamos descubiero un pequeño bar en Cuauhtémoc llamado Cheers, A dos locales del dada X y a 3 del antiguo Cosa Nostra, el diminuto bar ofrecía cervezas en 15 pesos hasta las 8 de la noche así que se convirtió en el segundo hogar, sobre todo de Metalian, quienes aprendieron a llegar desde mi casa hasta el bar y de regreso en metro, para poder ir cuando no estuviera yo con ellos. Ese sábado estuvimos casi todos ahí, había banda en vivo pero al final, ian, el cantante de Metalian estaba cantando Paranoid y terminó llevándose una botella de Tequila de regalo de parte del bar, misma que obviamente abrimos ahí mismo, aunque ya eran casi las 2 de la mañana y había que viajar temprano el domingo hacia Acapulco. Ahí, esa noche, en ese bar, nació la leyenda de Billy Idol que lo acompañó (a Ian) hasta el final de la gira.
Esa noche, en el regreso a casa, pasamos por Insurgentes a la altura de División del Nofrte, ahí donde se ponen las chicas de la noche que en realidad son chicos. Se prestaba la anécdota para poner Lola de los kinks en el estéreo y resultó que ñlos tres Metalian eran ávidos melómanos que cantaron a todo pulmón esa y otras rolas como More tan a feeling de Boston, Bohemian Rhapsody de Queen, When the music is over de los Doors y varias más en lo que fue un regreso a casa pasado por alcohol, risas y cantos.

Ya para Acapulco se unieron todos los Voltax y los Cauchemar, y entonces la fiesta no volvió a ser la misma. Ya todos juntos el consumo de alcohol, las risotadas, los chistes, el “buleo” y las dosis de Judas Priest en el estéreo eran de niveles profesionales.
Acapulco fue una gran experiencia. Hermoso teatro, gente muy amable y entregada, una gran producción y una mega fiesta no apta para personas de corazón débil. Nos hospedamos en un Hotel justo en frente del teatro así que caminabas 6 pesos y llegabas. Ahí, Simon, el guitarrista de Metalian, cayó accidentalmente a la alberca cargado con su guitarra y una hielera de esas de Oxxo cargada de cervezas. Llegamos al Hlotel por ahí de las 3 y media de la mañana y partíamos al DF a las 7:30. La fiesta se prolongó el resto de la madrugada. Jerry (Voltax) y yo estábamos tratando de descansar un poco por aquello de manejar más o menos fresco así que realmente no supimos mucho, pero al levantarme por ahí de las 6:30 de la mañana y ver gente dormida en los pasillos, ropa tirada por todos lados, más cadáveres de cervezas que salieron de quién sabe donde (esa noche entre todos se terminaron ¡100! cervezas) quedaba claro que había estado ruda la noche. Una noche que pasará a la historia pero que quedará en los archivos secretos, sobre todo, de Voltax. Como tour manager aprendes muchas cosas en viajes de este tipo. Teníamos tres habitaciones dobles pero de poco sirvieron (o sirvieron de mucho, depende de como lo quiera ver cada quién), y al final del día el que va de encargado es el que debe entregar las llaves por ejemplo, sin embargo la labor de encontrarlas demostró ser titánica. Al final, junto a la alberca, apareció la que faltaba, ahí, junto a una pieza de ropa que nadie supo explicar.

Para recordar: el excelente trato por parte de Christopher, el promotor; el extenuante calor que incluso a las 2 de la mañana pasaba de los 20 grados; el enorme salón que nos pusieron como camerino y que quedó saturado de vasos de cerveza el gusto de los acapulqueños por Voltax, tanto que dos de las tres bandas invitadas se llamaban Acero Inmortal y Tigre Blanco… Esa noche se grabó desde consola el audio de las tres bandas así que una vez que lo tengamos y escuchemos, algo podrá salir de ahí.
El regreso al DF fue mucho más quieto, todos dormían pero al mismo tiempo, todos llevaban una enorme sonrisa pintada en sus rostros, la gira iba viento en popa y ya la cancelación de Huajuapan era apenas una sombra que no permitiríamos que amargara los buenos momentos.
Para otra entrada quedarán las anécdotas que me platicaron un par de promotores que andaban por ahí sobre los viejos tours con bandas hoy leyenda como Anarchus, Cenotaph y otras más. En general, la noche más bizarra de toda la gira.
La siguiente semana y el cierre en Celaya y Toluca los platicaré en días próximos, en otra entrada.


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