jueves, febrero 25, 2016
Enforcer, Voltax, Warsenal, reseña.
Y llegó la noche que cerraba el ciclo de tour de inicio de año para Voltax esta es la tercera parte del texto, faltará aún la segunda, la que tiene que ver con Celaya y Toluca en el ¡Metal o Muerte! Tour Méxicos 2016.
Ahora el turno era con Enforcer, de Suecia y con los canadienses Warsenal en lo que prometía ser otra gran noche de metal. La promesa al final del día sería ampliamente cumplida, todo salió a pedir de boca en la medida de lo posible y de la mano de Ezkizoofrenia, una empresa que empieza a llenar los huecos que quedan abiertos en el amplísimo espectro del metal. Para Voltax era una fecha importante porque debido a cuestiones profesionales ineludibles, Boludo, el baterista, no podría tocar. El “paro” vino de parte de un antiguo amigo de la banda, alguien que como baterista es de lo mejor que hay por aquí, que funge como ingeniero de audio de la banda y que hace que las tocadas y giras sean o más divertidas, o más caóticas. Al final del día, trabajar con el famoso “Commander” Chavez (ex Strike Master y actualmente en Acrania y Grave Cross) siempre es una aventura.
Tres ensayos en una semana y a rezarlo a san Güapeche, la mascota de Voltax, una figura de madera pintada de rojo parecida a una calavera con largos pies que acompaña los shows desde hace algunos años ya. Su nombre es albur así que lo dejaré a la imaginación de quien quiera imaginarlo, nada más no lo sacudan mucho y listo. El caso es que no había marcha atrás, la música sigue con o sin las bendiciones de la normalidad.
Al llegar al Foro Indie Rocks, los chavos de Warsenal ya estaban ahí. Tres jóvenes músicos que más tarde abrirían la noche con un thrash que invita a matear, aunque para ser justos con ellos habría que decir también que es un poco genérico. Bien tocado, sí, pero quizás un poco verde todavía. Supongo que si le dedican más tiempo a encontrar su personalidad propia tendrán oportunidad de hacerse de un nombre más grande. Para la hora de su presentación había tal vez unas 250 personas adentro y muchas más que esperaban afuera… nunca he sabido que espera la gente que se queda afuera, así que esperaban afuera algo intangible, probablemente importante para ellos pero que les impidió conocer una propuesta que valía la pena presenciar. Los chavos se veían realmente agotados pero como suele suceder, pasadas un ar de canciones y ya con los oídos del público ajustados a su thrash vieja escuela empezaron a tener muy buena respuesta y su energía mejoró ampliamente.
El trío quebequense, fundado apenas en el 2012 está firmado por el sello Punishment 18 records y cuenta con un larga duración llamado Barn Burner (algo así como quemador de graneros). Hasta donde yo supe vinieron con la intención de abrirse camino, pagaron parte de sus gastos y su viaje con la intención de salir de su natal Canadá en una de las más antiguas formas de trascender: tocar en donde se pueda, salir de su país como se pueda, dormir sonde se pueda y mostrarle a la mayor cantidad de gente posible su trabajo. Si esa gente está en buen número, mejor, pero si no, entregándose igual. “Sólo hay un camino, nuestro destino es el rock”.
Mientras ellos tocaban llegaron al Foro los Enforcer. Altos, delgados, muy blancos… Saludaron amablemente, subieron a su camerino para atender algunas entrevistas y se habrán alistado mientras Voltax reventaba a poco más de 450 almas que para entonces ya estaban adentro (eso es un cálculo mío, no una cifra oficial).
Nunca antes habían venido a México pero no por falta de ganas. Activos desde el 2004 y con cuatro discos de larga duración en su cuenta, los rubios metaleros llegaron a un Foro Indie Rocks pletórico, ocupado casi en su totalidad con alrededor de 600 personas (esa sí es la cifra oficial). Su set fue una sólida presentación de heavy metal clásico con guitarras gemelas, riffs bastante melódicos, de esos que tranquilamente puedes corear a la par de la banda, con una enorme manta detrás que no dejaba duda de que estabas ante ellos y una colección de 14 temas que no dejaron sin representación a ninguno de sus discos.
Desde el balcón se aprecia muy diferente un concierto que desde el nivel del piso. Pierdes un poco en cuanto al sonido porque estaba planeado y dirigido hacia la pista pero ganas mucho en cuanto a ver a la gente. Desde ahí se disfrutaba mucho ver el mosh pit que se armó a la mitad de la pista y que, para no ponernos exquisitos, estuvo activo prácticamente durante todo el show de los escandinavos. Desde ahí también se veía la demografía del público. Contrario a lo que por lo menos yo esperaba no era tan mayoritaria la presencia de gente muy joven, si bien es cierto eran más, había también muchos metaleros de mediana edad que eso sí, brincaban, cantaban y mosheaban como chamacos. La barricada, pequeñita en su profundidad y angosta como las medidas del foro se veía llena en todo momento, ya fuera porque estaban ahí los fotógrafos acreditados para levantar imagen en las primeras tres canciones o porque los encargados de la seguridad estuvieron todo el tiempo recibiendo gente que caía después de navegar por un mar de brazos que les llevaban hasta ese destino.
"Ciudad de México, esta es la verdadera capital del heavy metal” decía Olof Wikstrand que se veía genuinamente emocionado. No era para menos, no recuerdo ni una sola de las canciones que no fuera coreada por la gente, era como si además de no haber venido nunca, Enforcer fuera la banda que todo mundo quería ver. Y claro, siempre que las condiciones para un concierto son así, se disfruta mucho más. Te diviertes viendo a la banda tanto como al público. En su encoré tocaron obviamente Katana, la que se ha vuelto el clásico de Enforcer para cerrar con Take me out of this nightmare y Midnight vice. Al final en el backstage todo eran sonrisas, firmas de pósters, saludos, abrazos… “Steelmaker! his dreams are made of steel, rolling like a wheel, his dreams are made of steel”.
Desde media tarde que Voltax llegó al inmueble el trato fue muy amable y profesional. Casi una hora sin presiones para soundcheck siempre ponen de buenas a cualquier banda. Al no contar con Boludo, el set debía ajustarse a los temas más sólidos que se pudieron ensayar en la semana. En otras circunstancias, cuando la gente pedía a coro Love is hell (misma de la que Jerry cantó a capela parte del primer verso mientras Diego cambiaba urgente de guitarra tras romper una cuerda), la hubieran podido incluir aunque estuviera fuera del set.
Buen equipo, buen audio y una audiencia mucho más allá del simple término “receptiva” hicieron una gran velada. Había algo de nervio, seguro, pero una vez que empezaron los clásicos acordes de Unmerciful reign, seguidos del enorme grito de Jerry, la noche fue otra. Había un gran contingente de fans que vino al show desde Oaxaca que además son fans de Voltax, así que el ambiente estuvo a tope desde el mero inicio. Es muy halagador y divertido escuchar al público corear no sólo Acero Inmortal, que en esta ocasión fue la tercera en el set y no el encore sino cada una de las rolas. Fue una noche de fiesta rockera que pasará a la historia de la banda como una de esas que no se borran fácilmente, y si bien una de las frases del viaje a Acapulco fue “hay mucho libido aquí”, en el Indie Rocks fue más bien un “gracias por todo, nos volveremos a ver”.
Al final, una noche a tope, sudorosa, llena de cantos y bailes y puños en el aire, como debe de ser.
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