Yo soy parte del tren...

“No deberíamos estar acá/ Pero/ Pero te lo queríamos decir
Tren Loco/ Música barrio bajera/ Estación suburbana/ Donde bajan/ Al final del día/ Trabajadores con el cuerpo cansado/ Gente que hace cosas/ Con sus manos/ Esta el la música/ De esos cuerpos que/ Vuelven a casa cada día/ Todos los días/ Rodando, con el alma perforada/ Como ruedan las ruedas/ Del ferrocarril”
Así anunció su llegada a México Tren Loco. La rola es Tierra negra y fue la primera que descargaron el domingo en el rebautizado y reubicado escenario rojo del Vive Latino. Antes de su presentación me encontré a algunos queridos amigos entre el público. La idea general era que la gente que estaba en el escenario esperando, los conocía y estaba realmente emocionada por verlos.
El mito sexual dice que la primera vez puede doler (en el caso de las mujeres) y que normalmente sale bastante mal (en el caso de los hombres). No en esa noche cálida metalera. El escenario estaba al rojo vivo porque Salvador y los Leones ofrecieron una verdadera maravilla de concierto. La voz oficial de La Casta queda re bien para el concepto que manejan. Temas clásicos dolidos de cantina originales de José Alfredo Jiménez y demás, arreglados para que Los Leones se luzcan en sus instrumentos en formato metalero (sobre todo el impresionante Jaír en la lira). La verdad fue una gran sorpresa. Sin embargo el tren lleva 18 años de camino (y en el caso de Cabral y Zabala, incluso más) y un escenario caliente no los iba a detener. Al contrario, desde las primeras notas se notaba que venían por todas las canicas.







Las bandas argentinas y su sociedad en general son muy politizados. En el tiempo que yo tengo de vida ellos vivieron una dictadura militar y una guerra. Por eso no es de extrañarse que muchas canciones, sobre todo en el metal, tienen trasfondo político. La segunda rola fue la impresionante Pampa del infierno, una de mis favoritas.
“Pampa del infierno es, los muertos en manos de la ley/ ¿ para quien sirve esta ley?/
Herida de agravios por errores del pasado criminal/ y la suerte de otro error/ Si algo se esta por caer yo lo empujare/ lo destruiré/ es así mi identidad/ el río suena y agua trae, se escucho una voz/ no hay olvido ni perdón/
Mundo insensible nos toco, siniestra ecuación: menos amparo, mas dolor”.
El set list que tengo es lo más valioso, porque como he dicho antes, mi memoria es pésima. Según yo algunas rolas están en otro orden, pero me ceñiré a lo escrito por ellos mismos. Y la duda es porque 500 años ¿de qué? Según yo sonó más adelante, aunque la tengo en tercer lugar. Como sea, ya para este momento quedaba claro que ellos venían literalmente a romperse la madre para demostrar su gusto por tocar metal. Poco a poco el público se enganchó y la fiesta fue tomando rumbo de noche para el recuerdo. “¿Hay aguante para el heavy metal en México?” preguntaba Cabral. “¿Existe el público de heavy metal en México?” volvió a preguntar y la respuesta ya era muy emotiva. Tras una breve introducción en la que se habló de la desfachatez de los europeos en celebrar el 12 de octubre de 1992 como algo importante y feliz, la banda se destapó un temazo que finalmente convenció a los pocos que quedaban con caras de asombro. Metaleros y no metaleros todos sacudían ya el puño y el cuello:
“500 AÑOS DE QUE?, DE QUE?, DE QUE?/ 500 AÑOS DE QUE?, DE QUE?, DE QUE!!!/ 500 AÑOS DE QUE, AUNQUE ELLOS TENGAN LA TIERRA/ TODAVIA ESTOY DE PIE Y NO ME CALLA CUALQUIERA/ TODAVIA ESTOY DE PIE Y NO ME CALLA CUALQUIERA”.







El metal, de origen, es barrio bajero. Eso significa de barrio bajo, de la banda, de la clase trabajadora y no de las élites. Black sabbath es el mejor ejemplo, y Tren Loco lo secunda.
“Menú de birras (cervezas) en el barrio bajo/ Pisando charcos y los vidrios rotos/ La trocha (los rieles) angosta de un tren que no viene/ La esquizofrenia de los perros sueltos/ Los techos bajos y el tren/ El barro seco y Gardel”.
Yo pensaría que el Tren Loco es como Transmetal y Luzbel y Next y esas bandas legendarias. Tocan donde los invitan, no siempre en las mejores condiciones y aunque algún día pueda llegar el éxito, nunca dejan de ser los chavos que crecieron en el barrio, cada cual de acuerdo a sus contextos, pero sin olvidarse del origen. Ya para ese momento quedaba claro, en palabras de nuestro amigo el Mai por ejemplo, que “el cantante no tiene madre”. Carlos Xcabral es un tipo más bien callado, de mirada profunda, de esos que mejor escucha que platica. Es muy amable aunque parece una piedra insondable. Estuvimos en el Centro y siempre se quedaba atrás, fotografiando algún edificio, grabando en video alguna chava de buen trasero. Pero en el escenario es una bestia. La noche anterior Los Ángeles del Infierno, legendarios como son mostraron a un Juan gallardo con mucha menos voz que antes. Los registros altos ya no los canta. Pero Cabral alcanza todos y sin esfuerzo aparente. “Zombie”, “El Chévere” Coral y Zavala en guitarras y bajo respectivamente al frente del escenario, que además tenía una tarima que los acercaba más a la valla, se hincaron, posaron, sudaron y se entregaron. Atrás, el impresionante Dany Wolter le pegaba a la batería tan macizo que cortaba el aire.







“Nadie sabe lo que siento/ Nadie me lo preguntó/ A quién le importa lo que pienso/ A quién lo importa lo que soy/ No me importa lo que digan/ No me importa cuántos son!/ Yo sólo creo en mí/ No voy a ser un botón (soplón)/ No quiero ser tu anfitrión/ No creo en tu religión/ Yo sólo creo en mí”. No me importa, y a pesar de que en la pantalla se anunciaba con insistencia “Illya Kuriaky está en casda, escenario azul”, la gente que estaba viendo al Tren ya non se movería de ahí. ¿Para qué? Si tienes frente a ti a una banda que suda cada nota que toca, no hace falta que vayas a ver poses mamonas. Y si eres metalero, con el Tren en frente, estás en casa. Siguieron Fuera de la ley y Tempestades. Las fotos del Gallo Ibérico son de esos temas, porque los fotógrafos llegaron tarde al escenario, pero llegaron. El audio estuvo realmente bien, y con el clima más bien quieto, sin lluvia y sin aire, no hubo broncas de que se escuchara en oleadas. Estaba fuerte y bien ecualizado.



Contrario a lo que se acostumbra en el Vive, regresaron al grito de “otra, otra” y ofrecieron la potentísima “Patrulla Bonaerense”. Y claro, algunos términos son muy suyos, pero el contexto general de sus rolas es totalmente latinoamericano, no hace falta ser argentino para identificarse:
“Mientras te humillan contra la pared/ Alguien asalta a un remisero (taxista)/ Quién es quién?/
Mientras coimean en un cabaret/ Alguien viola a una pendeja (pendejo en Argentina significa chamaco/a) Quién es quién?/
Patrulla bonaerense/ Te pega donde más duele!/
Panzas azules no pueden correr/ Al traficante de bebes/ Quién es quién?/ Ellos se cagan en tus derechos/ Y te atropellan a cualquier precio/ Quién es quién?/ Patrulla bonaerense/ Te pega donde más duele!”.
Ojalá regresen.

Y en otro orden de ideas, no olviden:


**Todas las fotos son del querido amigo Germán "Gallo Ibérico" García

Migraña "carne viva yo soy".