martes, abril 11, 2017

Entre el Cielo y el Infierno con Rata Blanca.


Con todo lo que tener mala memoria significa y con lo poco o mucho que puede aportar internet, ahora que viene rata blanca de nuevo a México me dieron ganas de escribir de mi experiencia con ellos, según internet, en octubre de 1995.
De acuerdo a fuentes en la red, Rata Blanca vino por primera vez a México en 1993. En mayo de ese año tocó dos fechas en el entonces DF y fue en ese mismo año (aparentemente, algunos sitios colocan esa visita en 1992)cuando vino a presentarse en alguno de los programas que tuvo Verónica Castro. ¿Primero fueron los shows y después el programa o viceversa? no lo sé, pero me queda claro que el ruido que habían logrado hacer en México se multiplicó estratosféricamente luego de presentarse con la chaparrita ex conductora de Tv. Yo así los conocí, veía los programas de Verónica Castro porque me gustaba verla a ella (hermosa mujer), porque si ya para entonces había Cablevisión en casa de mis papás (según recuerdo aún no llegaba a la colonia en la que vivíamos) los canales eran apenas unos cuantos y casi todos de películas así que tampoco era una gran opción y porque contrario a lo que algunos puedan suponer, solía tener invitados interesantes.

Después de esa noche me propuse buscar sus discos y descubrí que en México no eran fáciles de conseguir. Ya no recuerdo como pero logré hacerme del “Guerreros del Arcoíris”, un disco que dejaba bastante que desear en cuanto a producción pero que dejaba ver el potencial de aquella banda.
Por ahí de 1992 conocí a los hermanos Camacho; entonces les decían “los arañas” y con el fallecimiento de Mario, “el araña” original, se les comenzó a conocer como “los Chobys”. Tenían una empresa llamada rock en Concierto y como es de esperarse, hacían conciertos. La casa de la Cultura La Pirámide, en Periférico y Eje 5 así como el Tropi Rock de Aragón fueron dos lugares en los que pasé muchas vivencias en los años 90, y fue justo con ellos que me tocó estar involucrado en dos conciertos con Rata Blanca, en octubre de 1995.
Ya para entonces la banda había pasado por fuertes cambios de alineación, sobre todo en el rol de cantante. Adrián Barilari ya no estaba más con ellos y en su lugar venía Mario Ian. Los conciertos que teníamos programados eran en la Carpa Astros de Tlalpan el 7 de octubre y uno más en el Casino Modelo de Querétaro el día 8. Según la red, esos fueron un sábado y un domingo, pero según mis recuerdos, sea cual fuere la fecha exacta, fueron más bien sábado y domingo. Me acuerdo bien porque esa misma semana, el martes para ser exactos, la delegación Benito Juárez por fin liberó el permiso para el concierto. Se había hecho publicidad pero en ese tiempo sin internet lo que se hacía era repartir volantes y pegar pósters por todos lados. Los volantes se repartieron desde algunas semanas antes pero de manera un poco “a la brava” porque no había permisos, y ciertamente pegar pósters ya era algo que mejor no hacías porque te arriesgabas a que los de la Delegación los vieran y te negaran el permiso; además pegarlos era (y creo que aún es) ilegal. El martes salió el permiso, los Chobys, necesitaban que les echara la mano llevando coche en la noche del martes para pegar los mentados pósters, y ahí comenzó la gran aventura. Nos ayudó con buena parte de la pega Rodolfo Espinoza, el famoso Avión, pero buena parte del cotorreo lo hicimos entre Choby (Antonio), el Agüitas (Adalberto), el Babas (Gustavo) y yo. En ese tiempo manejaba un Dart K que no circulaba los miércoles. Llevaba la cajuela llena de pósters, una cubeta, dos escobas y algunas bolsas de sosa caústica de La Jirafa. Los 3 Chobys eran bastante “grandes” (gordos pues) y greñudos. Yo me veía bastante más fresón en ese tiempo pero como fuera, íbamos por Insurgentes y nos paró una patrulla. Abrieron la cajuela, vieron todo lo que llevábamos pero o no entendieron o más bien buscaban otra cosa que no encontraron (todos bebíamos, pero nada más) y nos dejaron ir. Esa fue la primera de cinco escaramuzas que tuve con la policía en esa misma noche.

El segundo encontronazo policial sucedió en la zona del paradero de micros de San Ángel. Mientras unos pegaban pósters, otros echábamos aguas. Vimos que venía una patrulla, advertimos al Avión pero él tenía ganas de orinar, así que cuando llegó la patrulla, una vez más, no se dieron cuenta de la pega de pósters pero sí de la falta administrativa de orinar en la calle, nos sacaron una lanita y a seguirle.
Parte del chiste era conseguir agua para la cubeta y preparar el engrudo. Lo que hacíamos era buscar alguna zona residencial cercana a la barda que fuéramos a atacar y tomar el agua de alguna llave de casa que estuviera a la vista. La tercera patrulla que nos detuvo fue ya de regreso a casa, por ahí de las 5 de la mañana, el horario en el que mi coche dejaba de circular. Ya habíamos tapizado CU, una parte del paradero del metro El Rosario (ahí unos taxistas muy poco amistosos nos corrieron a punta de pistola) y algunos puntos más. Ya sólo veníamos en el coche el Agüitas y yo, lo iba a dejar en su casa, ahí en Pilares y de ahí me iría a la mía, pero veníamos sobre el Circuito Interior y nos paró una patrulla porque mi coche ya no circulaba. Otra lanita más, una clave para llegar sin broncas a casa (te daban una clave para que en caso de que te parara alguna patrulla más se la dieras y te dejaran seguir) y listo, pero llegando a la zona de la Prepa 8 me paró una quinta patrulla. La clave le valió gorro al poli (era sólo uno) y para acabar pronto me escoltó hasta mi casa (eran ya casi las seis de la mañana, mi Papá estaba a punto de irse, no sabían nada de mí porque no había celulares y no les iba a llamar a las 4 am para decirles que estaba pegando posters en la calle ¿verdad?) y esperó afuera de la reja hasta que salí con 50 pesos “pal chesco”.
Obvia regañada y bla bla bla, pero misión cumplida. Llegó el día del show. En el cartel de la Carpa Astros recuerdo que estaban Luzbel (la última etapa en que estuvieron juntos Greñas y Huizar en la gira de promoción de la rebelión de los desgraciados”), Arkham, creo que una banda que se llamaba Vantroi y probablemente Raxas, entre otros. Recuerdo que se necesitaban vender como 1200 boletos para ganar dinero y que llegaron algo así como 1215 personas jajajaja. Si hubiéramos podido hacer más publicidad la historia sería otra.
Tv Azteca cubrió aquél concierto. Los Rata no eran precisamente los más dóciles en el trato así que cuando el reportero de la televisora quiso entrevistarlos, no fue posible. Entrevistaron en cambio a Luzbel aunque cuando sacaron la nota le pusieron de subtítulo que era Rata Blanca. Lo de siempre pues.
De acuerdo a los registros en la red, el set de aquella gira constaba de 26 canciones y abarcaba discos como “Rata Blanca”, “Magos, Espadas y Rosas”, “Guerrero del Arcoíris”, “El Libro Oculto” y “Entre El Cielo y El Infierno”. Fue un conciertazo de principio a fin. Al día siguiente debíamos salir para Querétaro. No recuerdo a qué hora era la cita en el Lobby del Hotel (no recuerdo el nombre pero estaba por el Monumento a la Madre), el caso es que los Rata bajaron a desayunar a la hora que debíamos salir y retrasaron la salida un par de horas. En ese tiempo los traía un chaparrito muy simpático llamado Mundi Epifanio, sería una especie de tour manager y fue el encargado de discutir y hacer larga la mañana antes de que los músicos y su staff por fin salieran y se subieran al autobús que se había rentado. Si bien fueron años formadores muy interesantes para mí, también es cierto que la organización tenía muchas deficiencias, y esa ida a Querétaro desnudaría varias de ellas. Primero, en lugar de que viajaran la banda y los organizadores íbamos los mencionados más una larga comitiva de amigos que en realidad poco aportaban y estorbaban mucho. El caso es que se le pidió a la persona del audio que llegara al casino Modelo a x hora de la mañana del sábado para montar, pero al llegar no encontró a nadie y tras esperar dos horas (las mismas que llevábamos de retraso), se regresó al DF. Obvio, en la época aquella sin celulares no podías llamarle y encontrarlo luego luego. Para no hacer el cuento largo, había mucha gente afuera del Casino. Supimos que el dueño del audio se había regresado al DGF por ahí de las 5 dela tarde cuando alguien logró encontrar a su esposa por teléfono y ella informó que el Sr. Vázquez (no recuerdo el nombre de pila) se regresó al no encontrar nada y esperar varias horas. Ya luego lo localizaron a él, finalmente se le había pagado por adelantado así que se decidió hacer el show al día siguiente, un domingo.
Esa noche la gente de Querétaro no tomó muy bien la idea de posponer el show. La ciudad era chica, no como ahora que si te falla el del audio ahí mismo encuentras a otro proveedor, eran otros tiempos.
Total que afuera se armó un zafarrancho, yo estaba en la taquilla, una ventanita desde la cual se vendía alcohol que desde afuera no dejaba ver que era una bodega donde se guardaban cartones de chela. La ventanita era metálica y yo sólo escuchaba como se estrellaban contra ella botellas y piedras. Luego de un par de horas se calmó la cosa y nos fuimos al Hotel, el Misión Juriquilla, además. Esa noche/madrugada estaba en la alberca, flotando, mirando las estrellas.
Al día siguiente se hizo el show, llegó mucho menos gente y recuerdo que casi todos excepto Giardino aceptaron firmarle cosas a los fans. Regresamos a México a escondidillas, ya estando todos arriba supimos que no se había pagado el Hotel porque al no llegar la gente, no había dinero suficiente.
Recuerdo que ellos traían un staff muy gordo y gritón, aficionado al Boca Juniors que no paraba de joder hasta que alguien gritó que Maradona era una mierda y casi desata una guerra mundial en el camión. Todos los Rata usaron asientos dobles para una sola persona, lo cual hizo que algunos nos tuviéramos que venir de pie en el camión. Ya en retrospectiva los entiendo, no fue la gira más pro que les habrá tocado y estaban enojados. Nunca más trabajé de manera tan directa con ellos aunque sí lo hice años más tarde (entre 2003 y 2007) desde mi posición como publirrelacionista en Dilemma y Ocesa. El bajista, Guillermo Sánchez, recordaba esa caótica gira y sonreía al respecto. Él y Giardino son los únicos que han estado siempre en la banda.

Supongo que historias como esa que viví yo abundarán en su carrera y en sus muchas visitas a nuestro país, sobre todo porque en el historial de giras hay muchas fechas que se cancelaron (siempre en el interior de la República, por cierto), como sea, ahora regresan con Chamuco Producciones en una gira que los llevará el 19 de abril a Guadalajara, el 20 a Querétaro, el 21 a la CDMX, el 22 a Monterrey y el 23 a San Luis Potosí. Una banda de leyenda, con altibajos en cuanto a lo musical pero que viene con una alineación que lleva junta en su base (guitarra, bajo, batería y voz) desde el 2000, año en que regresaron luego de un paro que inició en 1998. Así, la rata Blanca del 2017 cuenta con Walter Giardino (fundador, presente en todas las épocas) en la guitarra, Guillermo Sánchez (fundador, presente en todas las épocas) en el bajo, Adrián Barilari (1989-1993 y del 2000 a la fecha) en la voz, Fernando Scarcella (del 200 a la fecha) en la batería y Danilo Moschen (2010 a la fecha) en los teclados. Su disco más reciente se llama “Tormenta Eléctrica”, es el décimo primer larga duración en estudio que ofrecen y fue editado en el 2015. Además cuentan con un EP, dos discos en vivo, un recopilatorio y un disco que se grabó en español primero y en inglés después (“El Reino Olvidado”, 2008 y “The Forgotten Kingdom”, 2009). Es Rata Blanca, la banda más grande de metal de Argentina (mejor o no es cuestión de gustos, pero en cuánto a números ninguna se le acerca siquiera) y regresa a México sin mucho que probar pero con mucho aún que ofrecer. De acuerdo a registros online, el set list que tocaron en los primeros shows de esta gira constó de 26 canciones así que se puede esperar algo similar para sus próximas presentaciones.

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