A world without heroes.

“La vida es eso que te sucede mientras estabas muy ocupado haciendo otras cosas. Más o menos eso decía en una de sus tantas frases célebres el primero de mis héroes musicales del que tuve plena consciencia cuando murió. John Lennon fue asesinado un lunes en la noche, y el mundo, mi mundo, dejó de ser el mismo.
Y sin embargo ya pasaron 30 años. Obviamente nadie ha ocupado el lugar que él dejó, y probablemente nadie lo hará. Tal vez ahí esté el meollo del asunto, en no tratar de usurpar lo sagrado, sino de acceder a ese mismo salón de grandeza sin necesidad de llenar los zapatos de nadie. En el lapso de un año entre finales de 1970 y 1971 el mundo del rock tuvo un revés impresionante. Janis Joplin, querida bruja cósmica; Jimmi Hendrix y Jim Morrison perdieron la vida a causa de sendas adicciones a las drogas. ¿Cómo se recupera el mundo de la música de semejante tragedia? No lo hace, es como la vida misma, sigue adelante.
El problema en el metal es la edad. Como género, nuestro amado refugio musical está cumpliendo poquito más de 40 años. Nuestros grande3s héroes entonces rondan los 60 años, algunos más, algunos menos. Detrás de ellos viene una larga camada que ya pasó la medida de los 45, y más atrás la nueva camada que de no ser por su afán autodestructivo, parece ser la que más temprano que tarde deberá levantar la mano para sacar adelante al metal. Menuda tarea la que les dejaron. Quizás por eso es que hoy no hay más Kurt Cobains en el mundo.
2010 es el año que a mi me arrebató a dos grandes héroes. Nunca más alguien que se atreva a cantar Stargazer podrá hacerlo con la bendición de Dio, por ejemplo. Hoy nadie le llega a su enorme tesitura de voz, y sin embargo sería injusto prohibir, aunque fuera sólo de pensamiento, que alguien más cante semejante himno a la perfección vocal. Nunca más alguien podrá decir que su alma está en llamas sin que necesariamente a la memoria regrese la enorme figura de Peter Steele, el alma detrás de Type O Negative.
Y sin embargo el mundo debe seguir girando, y aunque extrañaremos por siempre lo que nos ha sido arrebatado, deberemos tomar cartas en el asunto y sacar fuerzas de flaqueza para que los que aún caminan en este mundo sepan que entendemos el ciclo de la vida como algo inevitable, y que sientan que a pesar de que sus grandes contemporáneos ya no están, nosotros, los metaleros, sabemos que el campo es un mundo infinito de distintos verdores, tallos y semillas.
¿Cómo sería un mundo sin héroes? Triste, gris, lastimero. Yo jamás olvidé a Lennon y a Janis. Ella siempre me arrulla cuando en mis días de depresión ni Candlemass ni Reverend Bizarre ni Type O Negative lo logran. Cada vez que el mundo estalla en sí mismo y la esperanza parece morir, las sencillas enseñanzas de Lennon cobran vida, y aunque sea en silencio y en el subconsciente, yo le pido una oportunidad a la paz. Cada vez que escucho a Dio sonrío, porque el día que murió, lloré. En mi mundo uno debe llorarle al caído unas cuantas lágrimas para luego glorificarlo y hacerlo vivir eternamente. Hoy y siempre me da risa que la mayoría de la gente se rasga las vestiduras por algunos comentarios que no son de su agrado. Quizás (y que bueno que así sea) a muchos les falta conocer el dolor de perder a un ídolo. Maiden está completo; en mi mundo, Kiss ya perdió a dos personas. Y aunque uno de ellos fue bastante efímero, la pérdida de Eric Carr fue terrible. Paul Y Gene escribieron meses después una dolorosa carta contra Rolling Stone. Está bien que en su cabecita pachecota nunca reconocieran en la banda la trascendencia, pero Carr fue músico amado y admirado por millones, y la revista más famosa de rock de todos los tiempos ni siquiera mencionó e3l hecho. Tons, ¿cómo sería un mundo sin héroes? Uno muy triste, uno en el cual no habría nada por lo cual luchar y por ende, uno en el cual el metal no cabría. El día que no tengamos algo por lo cual luchar habremos traicionado el maná primigenio de lo que es el rock duro, y yo en lo personal habré traicionado a mis héroes, los que dieron su vida a una botella de licor, a alguna droga, a alguna enfermedad. Ellos dieron su vida para que yo tuviera héroes y para que hoy escribiera sobre su grandeza. Qué pena me da no estar a su altura y solamente lograr este breve texto que quisiera sirva de dolido agradecimiento. Gracias a todos ellos, metaleros y no metaleros, gracias Janis, Hendrix, Keith, Morrison, Dio(s), Pete, Eric, Randy, Bolin, Cozzy, Aldridge, Lennon, Bon, Bonham, Cliff, Chuck, Dubrow, Balof… La lista puede ser enorme. Mis héroes no fueron tantos. Sólo espero que el día esté lejano para otros tantos que marcaron mi vida. Como sea, gracias a todos ellos, también hoy sé que está marcada mi muerte.

Dedicado a:
Mai Sharona
Capitán Howdy
Cannibal
El quinto glóbulo
Todos ellos escribieron su propia versión de Un mundo sin héroes.

Dedicado a ti, querido lector.
Tus opiniones son bienvenidas en la sección comentarios. Las tomaremos como conclusiones en todos los espacios.

Migraña without heores.