Megamuertos

Es difícil describir el sentimiento de que una de tus bandas favoritas venga a tu ciudad, ofrezca dos conciertos impresionantes y trates de ser objetivo. Ya lo dije antes y no me importa decirlo otra vez, Mustaine y compañía tuvieron por dos noches al público mexicano comiendo de sus manos. Muy buen audio, excelente selección de canciones, gran actitud y ganas de tocar. Eso fue lo que sobró en ese par de mágicas noches de la semana pasada. Casi todo fue igual, contrario a lo que había escrito antes, no cambiaron Holy Wars. La única variante fue que la primera noche tocaron Ashes in your mouth y la segunda, en su lugar, ofrecieron Never walk alone.





Desde mi perspectiva, la primera noche se llevó un estrepitoso 10 de calificación, 10 de excelencia, de no faltó nada. El jueves, la segunda noche para mí fue de 9. Muy pocas veces había sentido a un público tan entregado como ese miércoles. Ya tuve oportunidad de escuchar un bootleg y el ambiente era impresionante. Tenía miedo que al expresar mi sentimiento, me excediera. Pero escuchas el boot y es sólo una reconfirmación, la gente estuvo a tope. Casi todas las rolas son coreadas a todo pulmón por la mayoría de la banda, y algunas (Burnt Ice por ejemplo) aunque no las coreó todo el personal, se escuchan de fondo algunos que se la sabían.
Sleepwalker abrió ambas noches. Lo supe en la segunda y es a nivel anécdota. El concierto lo arranca oficialmente Shawn Drover, en la batería. Luego entra Mustaine y poco después entran Lomenzo y Broderick. Si uno mira el escenario de frente , la banda entra por el lado derecho. Para acceder ahí hay una escalinata de unos cinco escalones. Cuando Drover empieza, Mustaina toca unas notas desde bastidores y luego sube. Ahí, junto el escenario, detrás de la puerta, el rugido de 3, 500 personas que están ahí por propio gusto es sobrecogedor. Y esa segunda noche, que fue la que estuve en ese sitio justo cuando el concierto empezó pude ver que cuando Mustaine empieza la rola, Lomenzo y Broderick, para meterse en su papel tocan sus notas correspondientes mientras hacen el clásico “cabeza de sonaja”. Es decir, no se han presentado en el escenario y ya están haciendo headbanging, y suben ya con la adrenalina a tope. Y Sleepwalker, temazo como es, se enlaza directito, sin respiro, con Wake up dead. Ya de inicio era todo brutal.





Megadeth es una banda que no interactúa gran cosa con el público. O para explicarlo mejor, Mustaine no es de los que se detienen entre rola y rola para hablar. No está ni bien ni mal, es sencillamente su estilo. Es una actitud de “no tomes prisioneros”, de “mátalos a todos”. Y sí, Take no prisoners siguió. Ambas noches, y está de testigo el bootleg, cuando a media rola Mustiane hace un “huh”, todos lo hicieron al unísino con él. Esto es con todo respeto para nuestra querida comunidad metalera, pero parecía un concierto de un artista televisivo. Es normal que la raza se sepa algunos versos, los coros...pero los droogies mexicanos se sabían cada pinche letra de cada canción.
Skin o’ my teeth. Countdown es uno de los discos más vendidos de Megadeth, sin embargo yo no esperaba algunas rolas, como esta.
Siguieron con Washington is Next. El segundo día la presentó más o menos con un contundente “esta canción habla sobre mi gobierno que mata gente con cualquier pretexto”. Luego Kick the chair. Van apenas seis rolas y no ha habido chance de respirar. Desde arriba se ve hermoso, una masa de personas que se mueven incesantemente de derecha a izquierda. Parece como el oleaje del mar, que nunca cesa y que nunca es igual. Lástima que mis días como público que se busca su lugar hasta adelante, pasaron a mejor vida. Mi brazo aún no está del todo bien y aunque la cosquillita de meterse entre el tumulto y sudar el concierto es grande, lo evito. El primer día, el techo del Salón 21 sudaba.
Una de mis rolas favoritas, si no la favorita definitiva de Megadeth: In my darkest hour. “En mi hora de necesidad, ha, tú no estás ahí. A pesar de que trate de buscarte, no me ofreciste tu mano. A través de la hora más oscura, la gracia no quiso iluminarme. Se siente frío, mucho frío, a nadie le importo. ¿Alguna vez pensaste que a veces me siento sólo? ¿Alguna vez pensaste que necesito amor? ¿Se te ocurrió dejar de pensar que eres tú lo único en que pienso yo?”




El grito de batalla de “Through, my dar kest Ho uuuurrrr” retumbaba como pocas veces. Ese mega clásico, al igual que al principio se ligó inmediatamente con otra rola, con otro clásico de la historia del metal, Hangar 18. Cuando el primer riff sonó por las bocinas, el alarido del público fue tan fuerte que por un segundo y medio, la música se dejó de escuchar. El intercambio de solos es fenomenal. Tanto Mustaine como Broderick se meten en su papel y ofrecen una suerte de pela de solos que sencillamente enchina el cuero. Se que para muchos es sacrilegio, pero Marty Friedman no hizo falta. Broderick es, luego de Marty, el guitarrista más completo que ha tenido Megadeth.
Gears of War, la rola con la que hicieron soundcheck. Es una de esas canciones que muestran que un buen riff, aunque no sea impresionantemente rápido, puede ser brutalmente pesado. Todo para dar paso a A tout le monde. En el instante que se reconoció la rola, otra vez se caía el Vive Cuervo Salón. Palabra tras palabra el público gritó la rola. Ambas noches quedó claro que 3, 500 sabemos decir en francés “a todo el mundo, a todos mis amigos, los amo pero debo partir”.
Por ahí leía algunos comentarios de gente que no querría ir a los conciertos porque “Mustaine se volvió cristiano y ya no toca rolas como Tornado of souls”. Falso, la cantó ambas noxches y fue una rola que demostró ser favorita de la raza. Luego vinieron las rolas cambiantes: Ashes el miércoles, Never walk el jueves. Ambas noches, ese fue el punto de relajamiento para mí. Ninguna es de mis rolas favoritas, sin embargo eso no quita que le quedaban bien a la noche. Si el set list fuera a capricho de los fans, las bandas tendrían que tocar 4 horas. Pero ambas noches igual dieron paso a Burnt Ice, excelente tema con mucho trabajo de requinteo que deja bien claro que Mustaine es un excelente guitarrista. Y si bien su papel no es de guitarra líder (eso han sido Poland, Friedman y Drover, entre otros) en Megadeth, en cualquier banda de menos trascendencia podría serlo sin problemas.
Symphony of destruction causa doble efecto. Cuando escuché por primera vez el Megadeth, aguante Megadeth de Argentina se me caían los calzones. Sin embargo escucharlo en México se siente raro. Al final, creo que si vas a copiar o a im´portar algo, debe ser algo bueno. Acá, la parte que dice “aguante” casi estubo borrada del mapa. Lo que quedó fue una especie de porra sobre el riff con el puro nombre de la banda. Igualmente muy impresionante. Otra de mis favoritas, Sweating bullets. Mustaine es de esos que escriben letras que te hacen sentir que no estás solo, aunque sea en temas extremos como “bueno yo...está chido hablar conmigo mismo, es un crédito más hacia la demencia. Algún día tú también conocerás mi dolor y sonreirás con una mueca. Si la guerra dentro de mi cabeza no se toma un día libre, moriré. Mis dedos helados arañan tu espalda, ahí voy de nuevo. Me siento paranoico ...”





Cryptic Writings es un disco un tanto extraño. Muy bueno aunque un tanto experimental, sin embargo se nota que a todos les gusta, porque ambas noches sonaron pegaditas Trust (con todo y verso en español) y She Wolf. El breve momento de gloria para James Lomenzo llegó con Peace sells...buth who’s buying. Se trataba de cantarla, sobre todo el coro, pero es un clásico tan metido en el conciente colectivo del metalero que todos la gritábamos. Era curioso, mientras Mustaine apenas abre la boca para cantar, su público gritaba desaforado las clásicas líneas de la rola.
Ambas noches (y ofrezco disculpas por haber dicho que el jueves no la tocarían) cerraron con Holy Wars.
“You have benn great, we have been Megadeth. Good night”.



Migraña’s darkest hour
Por cierto, la playertita del segundo concierto, sin jefa.