miércoles, abril 29, 2009

Frutos

¿Alguna vez escucharon esa leyenda de que "siempre es mejor la más pálida tinta que la más brillñante memoria?
Como muchos de ustedes saben, cada mes escribo algo en la Revista Marvin. La onda cada mes es hacer que los textos giren en torno a un tema o una palabra en concreto. Hace unos días me llamó Ceci, la jefa en Marvin, y me pisió que si era posible, adelantara los textos de junio, y el de verano (sale número doble en julio/agosto). Ayer le llamé por teléfono:

"¿Ceci?
-¿Hola loco, como estás?
Bien (bla bla bla). Te llamo para avisarte que te mandé ya el texto de junio. Llamé a la oficina pero nadie me contestó.
-Sí, los mandé a todos a trabajar a sus casas, me pareció mejor que tenerlos en la oficina con esta onda de la influenza. Pero no hay bronca, si se lo mandaste a Vicente, ahorita le llamo y le aviso.
Ok, el archivo se llama Extraña ensalada Marvin. Con eso ya está Frutos y te debo Crisis, ¿cierto?
-¿Frutos? Ese ya lo mandaste, es el de Metallica...
... (crick crick) ...

Como soy re bien inteligente, me aventé la puntada de escribir otra vez sobre Frutos. Y es cierto, para mayo va un texto mío sobre Metallica. El tema para junio era Promesas. Bueno, pues ya lo escribí, es muy probable que no se publique porque, soy tan brillante y el texto está tan chingón, que seguro no merece el espacio jajajajaja. No pude dormir escuchando a mí mismo decirme todo el tiempo: Una voz se oyó a lo LEJOS y decía, eso no le pasa a todos, solamente a los pen...

Y cómo no hay mucho que hacer, pues aquí se las dejo mientras pienso en otro texto, pero ahora sí, con la palabra Promesas como hilo conductor.

Extraña ensalada

Los frutos que ofrezca cada mata dependerán mucho de la semilla de la cual crezcan sus raíces y sus ramas. La semilla del metal es un multi compuesto que lleva un poquito de jazz, rock, psicodelia y por supuesto blues. La música de los esclavos negros, de aquellas personas que trabajaron la tierra sin saber o imaginar al principio que el abuso al que eran sometidos era indigno. Se juntaban por las noches a beber los destilados clandestinos que los abuelos preparaban, y guitarra en mano, dieron origen a un género musical que con el tiempo, crearía otro más. Pero antes de que aquél fruto salvaje del blues con pizcas de otros elementos naciera, hubo quien desde los géneros progenitores ya evocaban imágenes tétricas y dolorosamente reales en canciones que hoy no pasan de moda.
Una de las críticas constantes al metal es que presiona los botones equivocados de la imaginación. Es decir, se le acusa de promover violencia, anti religión y todos los estigmas habidos y por haber, enmarcados en música demoniaca. Sin embargo la historia enseña y lo hace a veces de manera tan dolorosa, que sólo queda aplaudir, llorar, reflexionar y aceptar la realidad.
Hacia finales de los años 30 (en el Siglo XX), un poeta llamado Abel Meeropol escribió un breve texto llamado Strange Fruit. La historia detrás de las terribles letras del entonces maestro de escuela surgió luego de que vio las fotografías de un linchamiento de dos personas de raza negra, en Indiana. Tiempo después le puso música –una línea melódica muy sencilla pero terriblemente triste- y se la dio a cantar a una artista de la voz llamada Laura Duncan, quien la interpretó incluso en el Madison Square Garden de Nueva York. Sin embargo fue tres años después, cuando Barney Josephson, fundador del Café Society en Greenwich Village (el primer club nocturno rotulado como tal en Nueva York) se la puso a Billie Holiday. Esa noche había chispas en el cielo porque Billie la escuchó, la hizo suya y a más de sesenta años de distancia, es una de las canciones más estrujantes que se hayan interpretado. “Los árboles sureños producen frutos extraños, hay sangre en las hojas y sangre en la raíz. Cuerpos negros se balancean con la brisa del sur, hay frutos extraños colgando de los álamos. /Es una escena pastoral del gallardo sur, los ojos saltones y la boca torcida. El aroma de las magnolias, dulce y fresco, y luego el repentino olor de la carne que arde. /He aquí fruta para que los cuervos la desgarren, para que se junte la lluvia, para que el viento la absorba, para que el sol la pudra, para que los árboles la tiren. He aquí una extraña y amarga cosecha”.
En buena medida, con esa canción murió la inocencia de un mundo feliz. La canción se convirtió en el estandarte musical del movimiento anti linchamientos y el de los derechos civiles. En diciembre de 1999 la revista Time la catalogó como “la canción más importante del siglo”.
Treinta años después, Black Sabbath sacudió al mundo del rock con un sonido diferente y un conglomerado de letras oscuras y desesperanzadoras. Tony Iommi, guitarrista, había perdido parte de la punta de tres dedos de su mano derecha en un accidente laboral. Al ser zurdo, la derecha era la mano que usaba para pisar las notas, y al faltarle parte de los dedos, la tarea de tocar propiamente parecía imposible. Tras intentar algunos trucos, desarrollar algunas prótesis y disminuir notablemente la tensión en las cuerdas, Iommi inventó el sonido base de todo lo que hoy se apellida metal.
Cuando Billie Holiday cantó por primera vez Strange Fruit, el público tardó algunos segundos en reaccionar. Todo era silencio hasta que alguien comenzó a aplaudir, y luego vino la ovación que la acompañó en cada presentación al interpretar aquél poema. En el caso de Sabbath la situación fue más o menos similar. Cuando le pusieron letra a una pesadilla del bajista Terrence “Geezer” Butler, lo que surgió fue la primera canción de terror en el metal. “¿Qué es esto que aparece delante de mí? Figura vestida de negro que me señala. Me levanto rápidamente y corro, me doy cuenta de que soy el elegido. /Sombra enorme y negra con ojos de fuego, le dice a la gente sus deseos. Satanás está ahí sentado, sonriendo, y yo veo aquellas flamas crecer más y más, oh no, Dios, ayúdame. /Un niño llora por su mamá, pero ella grita en el fuego, Satanás me señala nuevamente, abre la puerta y me arroja dentro, oh no. /Észte es el final amigo mío, Satanás viene ya por el sendero, la gente corre espantada, gente ¡corran y tengan cuidado! No, no, no, por favor, no”. Y nació el género maldito del rock and roll. Los frutops que cuelgan del árbol llamado Black Sabbath se cuentan por miles. Y muchos han intentado superar en sabor y calidad dador de frutas al primigenio, casi siempre sin éxito. Sabbath, como Billie Holiday, encontró la manera sutil aunque concreta y directa de espantar, de llamar la atención, de narrar la fantasía desde los ojos de la realidad, o viceversa. Los frutos de cada canción son tétricos, pero ambos son enormemente significativos en la historia de la cultura popular. Los frutos de Holiday ayudaron a una nación a despertar del letargo racista. Los frutos que caían de cada palabra de Black Sabbath, la canción, dejaron en el suelo la semilla de llevar al plano popular lo que antes se consideraba tabú. El fruto más preciado del heavy metal ha sido siempre la libertad. Cuando los Sabbath escribieron aquél tema (que además empieza con el sonido de una tormenta, campanas y un riff absolutamente espeluznante, lento y desgarrador) era 1969. Hoy se habla de muchas cosas desagradables con mucha fluidez, pero en aquellos tiempos al mundo se le vendía la idea de que “todo lo que necesitas es amor”, de llevar flores en el cabello. La fruta extraña de Billie Holiday y el árbol oscuro de Black Sabbath… quien iba a decir que con ambos se podría hacer una rica ensalada cultural.

Por Chico Migraña [Fin de la penosa nota que no debí escribir, o que por lo menos debí escribir con otro enfoque jajaja]

Besos porcinos, Migraña

2 comentarios:

Martin Ponce dijo...

De igual manera es esto de compartir el versatil mundo de las ideas entre los eres humanos, pero parte interesante y atrayente es esta a la cual heces mencion en este post,el de checar de donde viene, y con que, y para que ha sido alimentada una semilla, nadie nace filosofo, herrero o rocker, esto se construye, se alimenta, claro que tambien intervienen factores geneticos, educacionales y emocionales, estos ultimos se encuentran ligados estrechamente con la razon y con esa sinapsis entre la realidad social, la critica individual y la expresion de ideas fuera de estereotipos comunes y establecidos para algunos, logrando asi la grandeza de pensar diferente, convirtiendote en un personaje inconveniente e incomodo para lo ordinario y lo comun, pero de igual manera en un "FRUTO" con la posibilidad de analizar y criticar certeramente, asi como de promover consciencia en otro ser, sin el temor al "quedabien" y mas alla, a ser participe de este genero poca madre que es el METAL. Muy interesante y muy chingon el escrito Migraña. Salurockers a todos y sigamos con la influen....za Metalera Aguevo

Zombie dijo...

Jajaja, pero aun así, qué bueno que la escribiste. Thumbs up.