lunes, marzo 14, 2011

Gracias, Rita.

Sería algún momento de principios de los 90, y entonces la conocí. La banda no era necesariamente nueva, pero tampoco era de carrera larga. Y sin embargo ya desde entonces hacían las cosas a su manera, y normalmente ella era la que daba la cara. La primera vez que los vi en vivo fue entonces en la Casa de la Cultura Luis G. basurto, la Pirámide.
Los recuerdos son borrosos, sobre todo al momento de hacer cronologías. Pero sí recuerdo bien claro que alguna vez, cuando hicimos a Santa Sabina en el Tropi Rock, previo a dicho encuentro conviví por primera vesz un tanto de cerca con ella. La oficina de Santa Sabina estaba en Gutemberg, casi en la esquina con el Circuito Interior, o quizás en alguna callecita por ahí. Era un departamento amplio, con mucha luz y pocos muebles. La manager se llamaba Alejandra y contaba la leyenda urbana que desde que existió la canción, la llamaban Cara de Pizza. Recuerdo que Rita era chaparrita, de pelo negro y largo y vestía ropa holgada. No se maquillaba, era una mujer muy sencilla que sin embargo ya traía algo de experiencia en esto del mundo del arte y la cultura. Quizás sus compañeros en la Santa no tanto, pero ella se involucraba mucho en la toma de decisiones. Aquella vez, la primera, yo iba con uno de mis amigos organizadores, y más bien guardé silencio. Los ví interactuiar: ella desconfiada pero siempre amable, él más bien tratando de romper el huielo con un trato como de brothers. No funcionaba.
La manager era dificil de trato, y Rita intercedía. Había un contrato redactado de por medio, la primera vez en mi vida que veía yo algo así. Lo común en esos tiempos era pensar que "pinches bandas, ¿qué se creen, que son Metallica?". Pero el silencio no quitaba que me diera cuenta que estaba ante una persona que imponía. Y en ese tiempo casi no conocía nada de ellos, y lo que conocía no me gustaba. m,e parecían una banda que hacían algo parecido al ska (Chicles y QAzul casi morado era lo que yo conocía). Y el sonido de la tarola me ponía mal, no lo soportaba.
Y así, en el Tropi habremos hecho juntos una tercia de toquines. Y fue uno de ellos el primero que me marcó, el primero en el que puse atención y vi que Rita era mucho más que una cantante bonita que tenía buena voz. Ya estaba en pleno lo de los Zapatistas y ellos, todos, eran activistas empedernidos de la causa. Se fueron en carabvanas a Chiapas y tocaron en muchos conciertos donde se cobraba con viveres. Y esa noche el toquí fue en el piso de arriba (más grande), y estaba lleno. El escenario estaba en una especie de balcón, como a dos metros de altura. Y la gente le gritaba cosas y ella de pronto se notaba incómoda, pero en general no pelaba y se metía en su personaje. Y entonces cantó esa de Vampiro (Canción para Louis). Se puso frente al ventilador y extendió sus brazos, de los cuales colgaban unas anchísimas mangas. Parecía un vampiro de verdad, con la luz roja sobre su rostro (como Dio en Heaven and Hell), los brazos moviéndose como alas. Esa noche quise platicar con ella en el camerino pero alguien le había robado una chamarra de piel. Y hablamos sí. O más bien escuché: me girtó (y con justa razón) porque la chamarra no apareció jamás.
Más adelante la volví a encontrar. esta vez era una tocada que hicimos en el Foro felipe Villanueva del Parque Naucalli. El forito era un hermoso anfiteatro que separaba al público con un brevísimo laguito. Todo al aire libre. Esa noche tocarían más bandas, si no me equivoco una de ellas era Flor de Lingo (tal vez no). Es una historia en sí misma, pero lo importante aquí es que estábamos dentro de la taquilla (un cuartito habilitado como tal a la entrada del parque, dentro del estacionamiento) algunas personas y yo. Había muchísima gente y entró por tanto muchísimo dinero, mismo que estaba tirado por el suelo como si fuéramos Rico McPato y sus sobrinos. En eso llegó un Vochito semi destartalado. No recuerdo bien el color, pero sí que era Vocho. Y de pronto se bajó de él Rita. Venía retrasada porque se perdió. La ayudé a encontrar el camerino y esa fue la primera vez que platicamos un poco en términos cordiales. Fue un conciertazo aquél, traían una manta con la imagen de Babel, el que entonces era el disco nuevo. la estructura costó trabajo pero lucía imponente, y los músicos entregaron una de esas noches memorables. Fue por ejemplo la primera vez que entendí lo importante que era el trabajo de Poncho Figueroa (bajo) en Santa Sabina.
Después creo que habrán pasado algunos años hasta que me la encontré de nuevo en una conferencia de prensa sobre alguna actividad del Festival de México en el Centro Histórico. O quizás trabajamos juntos en algún concierto previo, es muy probable pero no me acuerdo. De la etapa Mar adentro en la sangre no tengo recuerdos claros. Y es probable porque aquella vez que me la encontré me saludó por mi nombre. Platicamos y al final del día resultó que Clandestinos, la micro agencia de prensa que tenía entonces (aún la tengo, pero ahora es más chica porque s+ólo soy yo jajaja) haría la prensa de su concierto de XV Aniversario. Y fue en ese tiempo en que la conocí mejor. Platicamos varias veces, era una mujer muy profesional y detallista. Era además como la guía del barco, porque los demás siempre andaban más en el desmadre y alguien debía cuidar los pormenores de la banda. Ya para entonces trabajaba con ellos (y llevaba algún tiempo) Araceli Murillo, la que fue manager del grupo hasta el final. Y con ella el click fue instantáneo. Entendía a Santa Sabina como la leyenda que era, pero sabía perfectamente bien que eso no quitaba que debían trabajar diario para mantener viva la llama. Eran una dupla laboral muy exitosa: Rita siempre estaba disponible para lo que Araceli le pidiera, y Araceli se encargaba de todo lo que no fuera estrictamente artístico en torno a la Santa. Rita por su parte dirigía el barco desde la posición artística.
Todo el trabajo de aquél XV aniversario fue placentero. El Teatro de la Ciudad estaba lleno, los Santa estaban en gran momento, ya con un chelo entre los instrumento base, con un disco muy extravagante pero hermoso bajo el brazo. Esas dos noches las disfruté mucho. Veía a Rita como siempre, concentrada en lo suyo sin prestar mucha atención a los "te amo Rita" o "Mamacita" que nunca faltan. Recordé como aquella primera vez que la conocí, una de las cláusulas importantes del contrato era que requerían cierta cantidad de flores (si no me equivoco se llaman Nardos, y en cada foto que existe de Rita en vivo, se pueden ver) y un vino, si mal no recuerdo, tinto. Y era parte de su esencia, las flores adornaron el pedestal de su micro mientras Santa sabina existió, y el vino le aclaraba la garganta. Y re4cuerdo bien que pedían una copa de vino nada más, pero es casi imposible transportar una copa con vino así que normalmente se les daba una botella. Aquellos días fueron realmente hermosos. La dedicatoria de ella y de Poncho en el boletín de prensa que escribí fueron un regalo muy preciado.
Y así pasó el tiempo, la encontraba en su faceta de mamá afuera de la escuela de su hijo, que es la misma del mío. Siempre tenía esa mirada profunda que te clavaba, siempre esa prwsencia mágica que te recordaba quien era, y siempre esa actitud humilde y amable.
Luego vino el re encuentro en el Vive Latino. Tuve la oportunidad de coordinar algunas entrevistas con la banda, en casa de ella. El departamento no era muy grande, pero el espacio que sería de sala y comedor estaba desnudo, pegado a un ventanal. Ahí lo único que estaba era un piano, el piano donde componía. Ya para entonces tenía tiempo haciendo música antigua, dirigía el coro del Claustro de Sor Juana y tenía su grupo llamado Ensamble Galileo. Pero el rock, en la forma que sea, siempre te llama. Y ella no era le excepción. Aquellas entrevistas las recuerdo con mucho cariño. Ella atendía lo mejor que podía a todos, y en algún momento su pequeño hijo, ya inquieto, lloraba. Al final Aldo (su pareja) se bajó con el niño a jugar al patio. Ella contestaba preguntas y de vez en vez me preguntaba si los veía (a Aldo y al niño). Lo miraba y se notaba su amor por él.
Muchas fotos, muchas entrevistas... Y el día del Vive la vi justo antes de subirse al escenario. Iba tomada del brazo de Araceli, vestida como Rita la de Santa Sabina. Platicamos tres cosas y le pregunté: ¿Nerviosa? No, dijo, hasta la madre de estos tacones. Reímos y los disfruté en vivo una vez más, una última vez más.
Cuando supe que tenía cáncer me sentí muy mal. Y no le llamé, pregunté por su salud con amigos que se que están mucho más cerca de ella. Y este pasado viernes, mientras estaba en el cine recibí un mensaje de mi querido amigo el gallo Ibérico. Más bien preguntaba si era cierto que murió. No quise pensarlo mucho, apague el cel y lo encendí cuando salí del cine. Estaba inquieto. Y en cuanto lo prendí me llegó otro mensaje: "El fin de una era: murió Rita Guerrero" de Arthur Alan Gore. No que no creyera en Germán, es sólo que no quise creerlo, por eso apagué el celular. Venía saliendo del baño cuando llegó ese segundo mensaje. Afortunadamente estaba conmigo mi Señora Interesante porque de otra manera el golpe hubiera sido más duro aún.
No se como expresarlo con palabras, pero la muerte de Rita me dolió muchísimo más de lo que se notó y de lo que yo mismo creía. Cuando supe que estaba enferma una parte de mí supo que sería el final, aunque otra parte no lo quiso enfrentar.
Hablé con Araceli y con Alonso Arreola, supe que la velarían en el Claustro de Sor Juana, decidí que no se lo diría a ningún medio en caso de que me preguntaran y no asistí al funeral. No asisto prácticamente nunca, desde que murió mi hermanito. Además yo no la vi enferma y mi recuerdo con ella será siempre como el de este post. Me dolió mucho lo que me dijo Araceli sobre las últimas dos semanas de Rita y por eso mejor no acudí. Mejor la recuerdo sonriendo en los tiempos en que grababan y ensayaban en las instalaciones de Discos Antídoto, allá en Molino de Rosas; o invitándome algo de comer alguna vez en una de esas reuniones de trabajo que tuvimos para el XV aniversario; o mostrándome donde estaba su cocina para que por favor le ayudara a servirle agua a los reporteros mientras la entrevistaban, o lo que sea.
Ella perdió una lucha que otros afortunadamente han ganado o por lo menos no los ha derrotado. Rafa González "El Sr. González" y Saúl Hernández por ejemplo vencieron al cáncer. Alejandro Marcovich venció un problema grave a nivel cerebral, Sabo Romo sobrevivió a un infarto, José Cruz pelea con dignidad contra la esclerosis múltiple, pero aún lucha...
Rita no pudo más.
Cuidemos pues a nuestros referentes porque un día, de la nada como Rita, dejan de estar aquí.
Necesitaba escribirlo, sé que lo entenderán.

Descansa en paz Rita Guerrero.

8 comentarios:

Chico Migraña dijo...

Para corregir mi confusión: sí estuve en lo del XV aniversario, pero al evento que me refiero en el Teatro de la Ciudad fue la presentación de Espiral, el que a la postre fue el último disco de Santa Sabina.

Anónimo dijo...

ni modo nuestros heroes musicales, tienen que partir, que lastima que haya sido tan pronto...
Barjau...

ValhallaWarrior dijo...

Qué tristeza que un hijo se quede sin su madre en la edad que más la necesita...

Qué tristeza que una mujer en plenitud tenga que fallecer de una enfermedad curable si se detecta a tiempo...

Qué tristeza que ya no nos pueda dar una imagen del foro sol rendido a sus piés...

...por eso chavas y chavos, A HACERNOS ESTUDIOS FRECUENTES Y A CUIDARSE...

Saludos

mikkel dijo...

Se nos fue mi cabrón.

Una genialidad de compositora, una flor de persona, una belleza de mujer, una artista comprometida con su tiempo. También me saqué de onda cuando me enteré, triste su partida. Deja un legado que es accesible para todo aquél que quiera entenderlo y apreciarlo. Como te comenté cuando hablamos sobre Dio, allí están los discos, allí está la música, gracias a ellos nunca se van a ir realmente de nuestras vidas.

Los humanos caemos, somos falibles y mortales. Sin embargo, las leyendas siguen vivas mientras existan en la memoria. Y Rita es inolvidable.

kreator70 dijo...

AMEN

kreator70 dijo...

AMEN

Jorge dijo...

R.I.P. Rita

te extrañaresmo todos pero tu legado será por muchos años.

¡Gracias Rita!

Kokowitte

Istericka dijo...

Me uno a tu pena, Chico Migraña. Sin duda alguna, Rita tocó con su música tantos corazones, como notas con su voz y con su piano.

Tienes toda la razón cuando dices que cuidemos a nuestros referentes. Son parte de nuestra vida, de nuestra familia y se convierten en los más íntimos confidentes.

Abrazos fuertes.

Istericka